Primero de Mayo: Día del Trobajo (Antonio)

‘Querido Antonio’ es el título del libro que este martes se presentó en León en un acto multitudinario y que recoge cien cartas de leoneses de toda condición a Antonio Trobajo, para conmemorar los 75 años de este cura de Pola de Gordón que nació en Puente de Alba

Fulgencio Fernández
02/05/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Antonio Trobajo en un momento del homenaje de este martes en León. | SAÚL ARÉN
Antonio Trobajo en un momento del homenaje de este martes en León. | SAÚL ARÉN
Antonio Trobajo llegó este martes engañado a los salones del Hotel Infantas de León. Iba a una exhibición de baile de su sobrina y se encontró con una reunión de paisanos que le rendían homenaje y que le mostraron un libro que han confeccionado en su honor con el título de ‘Querido Antonio’, que recoge 100 cartas (en realidad 98 pues Lolo y Juárez colaboran con una ilustración) que otros tantos leoneses de toda condición le han escrito para su 75 aniversario, ya que nación un día 26 de agosto de 1943 —hacerlo ese día le haría sospechar— cuando «una suscripción mensual a un periódico costaba 6 pesetas y había aparecido una novilla suelta en Naredo de Fenar».

‘Querido Antonio’ recoge 100 cartas de leoneses muy diversos dirigidas a Antonio Trobajo El conductor del acto y coordinador del libro, Antonio Díez González, comenzó «pidiendo primero perdón y después permiso, porque si lo hago al revés este acto no sería posible pues Trobajo no lo hubiera permitido». Y acertó pues en las palabras con las que el homenajeado cerró el acto lo primero que dijo fue: «os lo agradezco, pero es una verdadera jugarreta», para tirar de la ironía que se ha convertido en una de sus señas de identidad y afirmar: «Habéis puesto algunos trozos de película para ilustrar mi trayectoria. Y yo como buen cinéfilo os diría que deberíais poner en el epílogo del libro que, por lo que he escuchado, viene cargado de elogios esa frase tan cinematográfica: ‘Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia’ . Pero gracias».

Encontró Trobajo en aquel salón repleto de amigos –con el obispo a la cabeza pero con más sociedad civil que curas– gentes de todos los estamentos sociales: el obispo, canónigos, la subdelegada del Gobierno, ex directores de medios de comunicación, periodistas, el cronista oficial de la ciudad, mucha familia, mucha gente de la calle pero... pero Trobajo no dudó en decir que echaba en falta a un colectivo.

«Me hubiera gustado que estuviera aquí lo que yo llamaría el lúmpen de la ciudad, a los que tengo cariño, gente como mi amigo Paco Ferro, un vagabundo que no tenía más que el aire que respira y cuando me encontraba me preguntaba él a mí, ¿cómoestás Antonio?».

Era el discurso final del acto, pero antes fueron algunos de los amigos de Antonio que han escrito cartas para el libro los que tomaron la palabra. Gente como José Román Flecha, Pascual Díez Escanciano (por boca de Elisa); Teresa Mata, que le leyó un losperiodistas Fernando Aller y José María Martínez Llamazares; Manuel Fresno; Maxi Cayón o varios miembros de su familia, como dos sobrinas, que desvelaron algunas anécdotas de la vida familiar de un Antonio Trobajo que sentía pasión por su madre, Encarna. «Las homilías de los entierros de su madre y su padre Miguel son dos de las mejores obras que nos deja Antonio».

Una sobrina recordó que Antonio es lo que siempre quiso ser. «Le preguntábamos a la abuela, ¿porqué es cura tío Antonio?
- Porque siempre quiso ser cura.

Los intervinientes hablaron de diversas facetas ‘elogiosas’ de la personalidad de Trobajo, cerró el obispo Julián López que un hecho real es a la vez la metáfora de su vida: «Siempre veo desde mi despacho la luz encendida del suyo, trabajando; pero eso es también Antonio, una luz encendida para todos».

Escuchó en silencio las palabras amigas quien iba a ver a su sobrina bailar, y al llegarle su turno, después de las palabras ya apuntadas, demostró su doble capacidad de buen orador e irónico gordonés. «Habéis escrito lo políticamente correcto, seguro, pero os recuerdo que no debemos valorar a las personas por lo que hacen sino por lo que son». Y explicó que actos así le ponen al borde de dos pecados que no quiere cometer, los de omisión –de los defectos– y los de presunción.

Y cerró con unas palabras del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, ya que es colaborador habitual en prensa, en la actualidad es columnista de La Nueva Crónica de León: «No he querido nunca pedir nada, no he querido nunca rehusar nada. Muchas gracias a todos».
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