Presiden los sabios de la tribu

En Oville tienen muy claro quién preside la mesa de las celebraciones del pueblo: los viejos del lugar.

Sus mayores, que ellos insistían en el día de esta comida: «Llámanos viejos, que lo somos, lo que no nos gusta es lo de la tercera edad, que ya se sabe que a la tercera va la vencida... y la vencida para nosotros ya se sabe la que es».

En Oville, con esta vieja táctica llevan veinticinco años, desde que reabrieron el teleclub, reuniéndose una vez al mes para cenar todo el pueblo junto. Cada mes hace una casa la comida, lo importante es verse, reunirse, hablar, hacer pueblo, jugar la partida...

Bajo la atenta mirada de los viejos del lugar. Los sabios del lugar.

En este pequeño pueblo siguen los viejos usos, la costumbre de verse y hablar, de celebrar. Y no olvidan que en aquellos viejos usos existía una figura que era fundamental para la buena «llevanza» de la vida: Los sabios de la tribu (del pueblo), aquellas gentes de bien que ya lo habían vistocasi todo y a los que se acudía para escuchar su voz cuando llegaban las dificultades...

Y de sus consejos, que son sentencias, nacía la solidaridad con el pobre, las manos para levantar las casas quemadas, la leche para los hijos que no la tenían, los concejos y las hacenderas.

Si a estos cinco sabios les escucharan. Y si les hicieran caso...