Preparadas las escopetas de no matar paquidermos

Orzonaga celebra a lo largo de todo el día la IV Cacería del Elefante, una jornada lúdica que recrea la vieja copla de ‘El elefante de Orzonaga’ y que este año incorpora el Memorial Taita y Firme, músicos históricos de la comarca

Fulgencio Fernández
20/07/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Foto de familia de una de las anteriores ediciones de la Cacería del Elefante, que hoy congrega nuevamente para su IV edición.
Foto de familia de una de las anteriores ediciones de la Cacería del Elefante, que hoy congrega nuevamente para su IV edición.
Todo nació casi como una coña, muy de Orzonaga, a rebufo de la famosa cacería de Botswana y se ha convertido en una jornada lúdica con actividades e imaginación como pocas de la provincia. Es la Cacería del Elefante de Orzonaga, que hoy sábado celebra su IV edición con un intenso programa y varias novedades en el programa, «al margen de las que vayan surgiendo sobre la marcha», que también es una seña de identidad de este pueblo».

Las novedades más destacables de esta IV edición —en la que eje central sigue siendo la cacería— son el homenaje a dos históricos músicos de la comarca, Taita y Firme, y el estreno de un espectáculo de marionetas en las que el guión de la historia también es el repetido elefante de Orzonaga.

En realidad la historia arrancó hace mucho más tiempo, ya va camino del siglo, concretamente en aquel año 1926 en el que el minero conocido por el Tío Faldas dio buena muestra de su facilidad para escribir coplas dictando la más famosa de las suyas, que no la única: «El elefante de Orzonaga».

Manuel Laiz, que ése era su nombre, contaba en verso la extraordinaria historia de un elefante que había aparecido en el faedo de Orzonaga. Con el tiempo se le dieron muchas lecturas a aquella historia, mágicas o mundanas, de un elefante escapado de un circo o de un niño pastor que no sabía cómo disculparse por haber abandonado el ganado en el bosque asustado por una gran tormenta.

El caso es que la copla cuajó, de un lado por la gracia que le imprimía el Tío Faldas y también porque por la copla desfilaban un buen número de los vecinos del pueblo en aquel lejano 1926, muchos de cuyos descendientes aún andan por sus calles. «Prepara las municiones / el vecino Baldomero / y enseguida pasa aviso / a Lanero y a Cachero...».

Los actuales vecinos retomaron la historia. Primero colocaron un elefante, de triste destino, después comenzaron a llamar a diversos negocios ‘El elefante’, como la taberna; con el tiempo hicieron un gran elefante de cartón piedra para que fuerza abatido en la cacería... y este año han colocado en el montículo más alto del pueblo, visible desde cualquier calles, una gran elefante a imagen de los famosos toros de nuestras carreteras, era ‘El elefante de Osborne’ que hoy va a presidir la intensa jornada de actividades y durante todo el año permanecerá en lo más alto recibiendo a los visitantes.

Cada año alguna novedad. Este año varias, pero destaca con identidad propia el I Memorial Firme y Taitas, en el que un buen número de músicos tradicionales acuden al pueblo para participar primero en el baile vermú y más tarde en el propio memorial. A la cabeza Miguel Ángel González, el gaitero de Robles, como alumno aventajado; y a su vera otros muchos, una nómina que aún está abierta pues se puede sumar quien desee recordar a aquellos fenómenos que fueron Taitas y Firme, músicos tradicionales de los de siempre, nombres unidos a los mejores recuerdos de las tardes y noches de fiesta en tantos pueblos de la comarca. Ellos fueron quienes en los años 70 recuperaron estas famosas coplas y se las cantaron a Marcelino Cuevas para su recordado programa ‘El grajo’. Otro de los logros de esta IV edición es haber recuperado la grabación, aunque con poca calidad.

Todo llegará, seguro.
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