Secundino Llorente

Premios extraordinarios

01/07/2021
 Actualizado a 01/07/2021
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En la segunda mitad del siglo XX la mayoría de los colegios privados se valían de una estrategia de refuerzo positivo a los alumnos que consistía en un reconocimiento público de la Comunidad Educativa a los alumnos que más destacaban en su proceso formativo y todo esto se reflejaba en un ‘Cuadro de honot’ que solía situarse en un lugar privilegiado en el ‘hall’ del colegio con las fotos y los nombres de los alumnos destacados, para su satisfacción y la de sus padres y, especialmente, la de los abuelos. A este sistema que parecía tener sólo ventajas porque las familias estaban orgullosas de los éxitos y autoestima de sus hijos pronto aparecen los detractores que le empiezan a ver demasiados inconvenientes. Según ellos, los cuadros de honor y los reconocimientos por mejores calificaciones no son la mejor manera de incentivar a los niños. Estas costumbres de las escuelas tradicionales sólo sirven para perjudicar los egos o la auto imagen de los niños. Por esta razón han ido desapareciendo los cuadros de honor, aunque aún queda alguno. Tenemos que tener en cuenta que el objetivo principal de estos cuadros de honor es el estímulo de la competitividad en el niño, pero sin pasarse, porque puede llegar a ser una obsesión. El alumno tiene que concienciarse de que no se puede ganar siempre ni ser el mejor en todo. Pero además debe de disfrutar en su trabajo y aprender de los errores sin envenenarse porque ha perdido o no ha sacado sobresaliente. Ese sentimiento de competitividad podemos verlo también en sus deportes. Los niños excesivamente competitivos sufren por perder un partido y eso puede ocasionarles problemas de frustración, estrés o un bajón de autoestima. Los adversarios de los cuadros de honor están en contra de la excesiva competitividad y proponen como objetivo de los alumnos disfrutar de lo que hacen, sin preocuparse del resultado.

Será ya en el Siglo XXI cuando empiezan a tener relevancia los premios extraordinarios, organizados por el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas, primero de bachillerato y después también de enseñanza secundaria obligatoria. En mi opinión hay una cierta relación entre la caída de los cuadros de honor y la aparición de los premios extraordinarios que nacen como un reconocimiento oficial de los méritos del alumnado que ha demostrado una especial preparación en los estudios correspondientes a la etapa de ESO y Bachillerato. Se trata de incentivar el esfuerzo y la dedicación de los alumnos con una trayectoria académica excelente y cualificada. Algo similar a lo que ocurría antes con los Cuadros de Honor, pero con una diferencia importante y significativa: «Es un sistema oficial y objetivo sin ninguna duda o sospecha de subjetividad o favoritismo».

El primer premio extraordinario fue el de bachillerato. Al final de cada curso, los mejores expedientes académicos de Bachillerato de cada comunidad autónoma pueden presentarse a las pruebas del Premio Extraordinario de Bachillerato y los que lo superan pueden optar al Premio Nacional que se convoca al año siguiente. La condición imprescindible para optar a estos premios en todas las comunidades es una media de sobresaliente, más de 8.75. Las pruebas son similares, pero no idénticas. Generalmente un comentario de texto, una prueba de idiomas y una las materias comunes de cada modalidad de Bachillerato cursada por el alumno. Se conceden a un uno por mil de los estudiantes de cada comunidad entre las mejores calificaciones, algo totalmente objetivo. Los premios también son variables y van desde una dotación económica entre 400 € y 2000 €, un programa de idiomas en el extranjero, la matrícula gratis el primer año de universidad, aunque la mayoría de estos alumnos están exentos de las tasas de matriculación en la universidad por tener ‘Matrícula de Honor’ en Bachillerato. En mi opinión el mejor premio y coincidente en toda España es un diploma acreditativo que constará en su expediente académico.

Los Premios Extraordinarios de las comunidades, al año siguiente, podrán optar a los Premios Nacionales de Bachillerato concedidos por el Ministerio de Educación con el fin de reconocer el especial aprovechamiento de los alumnos de Bachillerato. Se verán obligados a realizar unas pruebas como en la fase de Comunidades Autónomas y los 15 alumnos que obtienen mayor puntuación son los galardonados con el Premio Nacional de Bachillerato, una dotación económica de 1.200 euros y un documento acreditativo de este premio que constará en su expediente académico.

Posteriormente y, a imitación del Bachillerato, se implantaron los Premios Nacionales de Enseñanza Secundaria Obligatoria con los mismos procesos selectivos, dotaciones económicas y un certificado oficial de reconocimiento de los méritos del alumnado.

Estoy más de acuerdo, y por muchas razones, con la estrategia objetiva de refuerzo positivo a los alumnos de los premios extraordinarios que el protocolo subjetivo de los cuadros de honor. En este tema hemos mejorado. Pido, mientras no encontremos algo mejor, la continuidad de los Premios Extraordinarios, tanto de Bachillerato como de la ESO.
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