Premio a la 'Nana del Mediterráneo' con notas bercianas

Los Akademia Music Awards reconocen como mejor canción ambiental al tema 'Lullaby', con el que el músico local, Javier Vecino, rinde homenaje a la tragedia de los refugiados

ICAL
22/02/2020
 Actualizado a 22/02/2020
Vecino y Bardón están detrás del tema premiado. | ICAL
Vecino y Bardón están detrás del tema premiado. | ICAL
“Arrorró, mi niño, arrorró, mi alma, el mar mece tu cuna, el mar no está en calma. Oscura es la noche, más oscura es la pena, duerme mi niño, duerme mi alma, lejos de la arena”. Estos versos de una canción de cuna, a los que pone voz la soprano Nathalie G. Bardón, son el hilo conductor de ‘Lullaby’, la historia con la que el músico berciano Javier Vecino rinde homenaje al pequeño Aylan Kurdi, el niño de tres años que conmocionó a toda Europa cuando su cuerpo sin vida apareció, hace ya casi cinco años, sobre la arena de la playa turca de Bodrum.

La ‘Nana del Mediterráneo’, en la que también colabora el músico catalán Roger Subirana, ha sido seleccionada como la mejor canción ambiental del mes de febrero en los Akademia Music Awards de Los Ángeles por su “importante contribución a la diversidad y al avance de la comunidad global de la música”, explicaron los miembros del jurado.

Esta distinción profesional supone un reconocimiento internacional al talento de un artista especializado en la creación de ambientes sonoros, gracias entre otras cosas a las más de tres décadas que lleva componiendo la música y el resto de elementos de sonido en los espectáculos de la compañía teatral Conde Gatón. Seleccionada entre cientos de canciones de todo el mundo, la ‘Nana del Mediterráneo’ pasa a formar parte del panel de ganadores mensuales de este galardón y opta al premio anual, que otorga un billete para la gran gala que se celebrará en abril del próximo año en la ciudad californiana.

A corto plazo, el premio le abre las puertas a una promoción global que los organizadores llevan a cabo en unas 200 radios, canales y establecimientos de todo el mundo en los que podrá oírse la canción. “A mí estas cosas me superan, me gusta estar apartado”, reconoce Javier con rubor. Con los pies en el suelo, el músico explica que el reconocimiento y la divulgación de su obra “es más importante aquí que en Estados Unidos”, aunque admite que “viene bien para ponerlo en el currículum”. “Soy consciente de que mi música no es comercial, yo voy a seguir haciendo el tipo de música que he hecho siempre y que la entienda quien quiera”, apunta.

Con un inicio en el que sólo se escucha un oleaje de fondo, que se mantiene a lo largo de toda la canción y que recupera el protagonismo en momentos puntuales, este canto a la tragedia de los refugiados, incluido en el disco ‘From faith to reason’, recrea “una travesía en balsa por el mediterráneo”, explica Vecino. La voz femenina que canta la nana transmite la “desesperación de una madre tras encontrar a su niño muerto”, una sensación que alcanza su máxima expresión en el verso “lejos de la arena”. “Le está cantando a algo que ya no tiene entre los brazos”, explica el músico.

En el papel de esa madre herida, la voz de Nathalie G. Bardón resuena potente como el “lloro por ese hijo perdido”, explica la soprano, entusiasmada por participar en un proyecto de homenaje a “los refugiados que tienen que escapar de su hogar”. Tras iniciar los estudios musicales de piano en el Conservatorio de Ponferrada, Nathalie completó su formación en canto lírico en Asturias y desde entonces ha compaginado su tarea artística con la labor docente en varias escuelas de música de la ciudad, así como en un instituto. “Me gusta más la parte artística pero enseñar te permite llegar a gente que está muy cerrada a este arte”, explica la cantante lírica, que también ha puesto voz a géneros como el soul, el rock, el blues o la copla.

Además, Nathalie también destaca el “gran trabajo” de masterización llevado a cabo por Roger Subirana. “Cuando lo escucho con cascos, tiene un sonido muy envolvente”, explica. La colaboración entre los bercianos y el músico catalán surge del contacto que Javier y Roger mantienen desde hace años, cuando se conocieron en el Foro de Nuevas Músicas. “A él le interesaba mi música porque cambia constantemente de timbres, de acordes y de ritmos y me propuso parir un hijo juntos”, explica el berciano entre risas.

Tras grabar una primera versión con instrumentos de cuerda y la voz de la soprano, Javier le pidió a Roger “que hiciera magia”. “Captó en seguida la historia y le añadió varios instrumentos de percusión y una parte orquestal que la da épica”, explica el berciano, que apunta que el instrumento dominante en la composición final es un címbalo, una especie rudimentaria de piano cuyas cuerdas se golpean con unas mazas, originario de Hungría e importado a la Europa occidental por el pueblo gitano.
Lo más leído