Preguntas al Dr. Simón y al Ministro Illa de un León olvidado

Santiago Tejerina Canal
15/05/2020
 Actualizado a 15/05/2020
En la pandemia del Covid-19 es patente, Dr. Simón, que la concentración demográfica ha incidido trágicamente en la expansión, mortalidad y desaceleración sanitarias, según muestran estadística y hechos en Madrid, Barcelona y Valencia. ¿Se atrevería usted a alentar la necesidad técnica de dispersión poblacional en apoyo de una España más equitativa y justa, ahora irracionalmente amontonada, empobrecida y vaciada?

En la pandemia del Covid-19 es patente, Sr. Ministro Illa, que Castilla y León ha sido la única triste excepción a esa relación directa entre aglomeración popular e incidencia trágica sanitaria. Tal paradójica anomalía sanitaria ocurre también al compararla a las 11 comunidades autónomas de su categoría contextual. La conducta sanitaria más benigna es patente en sus vecinas Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi, Rioja, Aragón y Extremadura, y en las distantes Baleares, Murcia, Andalucía y Canarias, además de Ceuta y Melilla. ¿Se atrevería, Sr. Illa, ante tal doble y paradójica incoherencia, a aconsejar la necesidad técnica de separación autonómica de León y de Castilla, atendiendo no sólo a su distinta entidad, sino a su doble progreso, incluido el sanitario, tan lastrado por su gigantismo antinatural (mayor ella sola que las 10 CC.AA. menores juntas), todo ello por el bien de una España menos corrupta y más justa, que incluya la atención debida a esa mayoría nacional olvidada y vaciada?

En resumen reitero, Srs. Illa y Simón, que a mayor concentración demográfica menor protección sanitaria, según muestran las 3 metrópolis de la España menos o más vaciada. Una excepción flagrante: Castilla y León, cuya indefensión sanitaria no sigue las pautas menos trágicas de la España vaciada que le corresponde, sino el cruel compás de las mega-urbes, aunque sin los regalos de que disfrutan éstas. Se quedan así León y Castilla con lo peor de ambas Españas apiñada y vaciada. ¿La causa? Frente a la distorsión cultural, emblemática e histórica de la propaganda oficial, está la cultura centrífuga tradicional leonesa de concejo abierto, corte democrático (1188) y raigambre electiva goda altomedieval, que claramente se diferencia de la visión centrípeta impositora castellana de tinte autocrático y solera hereditaria bajomedieval; la nominación real hasta Felipe VI viene de Asturias por 200 años, de León por 300, de León y de Castilla por otros 290, y de 400 más de España desde Carlos I; el escudo constitucional español otorga 1/4 de su espacio emblemático a cada uno de los 4 reinos históricos de León, Navarra, Aragón y Castilla, sin voluntad de unión por cuna ni historia de 1º y 4º. Por consiguiente, si atendemos al Título Preliminar del Artículo 2 de la Constitución española de 1978, este engendro siamés de castillo y león es anticonstitucional.

Resulta ahora insolente que la élite informativa de diverso sesgo, pública o privada, calle esta doble anomalía, ningunee tal crítica identitaria, siga centrada en atender al status quo del contubernio demográfico, económico y político, y patrocine esa corrupción y desigualdad, que dice denunciar. Si la partidista artificialidad constitucional y el plutocrático incesto paterno-filial adulteran dos regiones históricas distintas, la antinatural extensión colosal de Castilla y León no sólo beneficia corporaciones agrícolas e hidroeléctricas de los caciques de siempre, sino que ahoga en pantanos y merma el cuidado personal de población, territorio y medio ambiente, demasiado amplios para ser monitorizados con cercanía, como ocurre en regiones más pequeñas de 1 a 4 provincias.

Ustedes mismos, Srs. Illa y Simón, en comparecencia del 8 de mayo, respondían que la petición de Castilla y León llegó tarde y no pudieron atenderla toda. No es extraño: 9 provincias y 95.000 Kms2 (casi 1/5 de España) es demasiado. «Quien mucho abarca poco aprieta», dicen en mi pueblín leonés y en el de Mª José, mi mejor amiga burgalesa. La solución es obvia: División. ¡Aupa León con Zamora y Salamanca! ¡Fuerza Castilla desde tu ‘caput castellae’! O si prefieren distribución equilibrada menos absurda que la actual, ¡viva la montaña viva de los Picos de Europa con Asturias, Cantabria, León y Palencia; o La Mancha de Albacete, CR, Cuenca y Toledo…

Agradecidos quedamos leoneses, montañeses y castellanos, Srs. Illa y Simón, por su mente abierta, juicio ecuánime, valiente respuesta y ayuda justa.
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