Prada: "Fui el rey de la cárcel"

José Luis Prada, ‘Prada A Tope’, es ya una institución en toda la provincia de León. Ha sido zapatero, alcalde, viajero, viticultor, restaurador y, sobre todo, trabajador y luchador incansable

Sergio Jorge y Laura Pastoriza
05/07/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Qué hace Prada cuando alguien no está a tope?
–Antes cuando veía a alguien que no tenía fuerza, que era un pusilánime, me molestaba. Pero la vida te dice que hay que aceptarlo.

–¿Prada siempre está a tope o tiene días que no?
–Siempre a tope pero cada vez menos.

–Por cierto, todo el mundo le llama Prada. Hasta su familia…
–Mi madre me llamaba Prada, hasta el final. Mi mujer me llama Prada. Mi hijo no. Mi mujer Flor alguna vez me llama Pradilla, en los momentos más íntimos.

–¿Y qué pasa cuando alguien va al Palacio de Canedo y dice que es amigo de José Luis?
–Cuando lo dicen mucho casi nunca son. El amigo de verdad va, toma algo y se va. Cuando lo dicen son los que menos te conocen. Antes me cabreaba, ahora ya es algo que hay que aceptar. Los años te hacen perdonar más.

–Empezó en una zapatería dando vino…
–No, empecé en una zapatería que estaba arruinada. Cuando mi padre se murió, empecé a dar vino, porque si no él no lo hubiera permitido. Lo dábamos por una madreña. Y todo el mundo se acuerda de ese vino, hace 55 años. Tenía un tío que invitaba, y mi padre a veces también, por eso lo hice. Era una publicidad encubierta, pero por sentimiento íntimo hacia la gente que le gustase.

–¿Y se vendían más zapatos?
–No. Has perdido el ritmo… Lo primero era mi conciencia, que de niño había oído que todo el mundo hablaba bien de mi tío. Cuando haces una cosa por ser prosaico para ganar más, se nota.

–Suele decir que en verano siempre trabaja mucho. ¿Qué va a hacer?
–Seguir trabajando para poder subsistir.

–Algún viaje hará…
–También. Pero para ver a clientes. En México estuve hace poco cuatro días al sol, pero también estuvimos en la carretera. Si estoy tres días sin hacer nada se me quema el culo.

–Es ya mítico su viaje con su famoso coche. Qué peligro tendría Prada por Europa…
–Peligro no, porque mi andadura era para hacer cosas. Lo decoramos bien. El coche es la hostia, el tunning de ahora hace 48 años lo hicimos.

–¿Se ligaba mucho?
–Más que ligar, quedaba muy bien, pero no me jalaba una rosca. Yo me dejaba hacer...

–¿Son mejores las bercianas, las leonesas o las extranjeras?
–Las mujeres que están bien y son inteligentes son buenas todas. No soy de localismos baratos.

–Fue alcalde de Cacabelos. Muy buena fama no tienen los políticos.
–Es que los políticos son consecuencia de las exigencias de la propia sociedad. Y yo fui en 1978 porque me parecía que podía hacer bien a Cacabelos. Y las pasé putas, pero Cacabelos cambió. Hasta fui a la cárcel

–¿Cuánto tiempo pasó en la cárcel?
–Pasé 20 días. Cuando me fueron a buscar, no quería irme. Había cambiado la dinámica de la cárcel, recuperamos la cancha de baloncesto, limpié todo, mi celda y la barandilla del corredor. Fui el rey y sin gastar nada. Pero ser el rey en la cárcel es difícil.
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