19/05/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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La actualidad de esta semana nos ha demostrado una vez más que los mortales no somos gilipollas y que a todos nos gusta vivir bien. Hace apenas unos meses, en una comida de estas que se organizan en León, en las que si faltas, te pasan a la lista negra pero que si decides ir tienes que llevar el nudo gordo de la corbata, y tragarte una paliza de frases hechas que te obligan a echar cable a tierra, pregunté a uno de los comensales (que conocía de hace tiempo), qué tal les trataba la vida a él y a sus padres. Por aquello de no caer en tópicos vulgares y malentendidos no voy a citar la procedencia de esta amistad y únicamente les diré que su respuesta fue muy clara: «Ya sabes Luis, allí la gente sólo tiene un objetivo, hacer todo lo que puedan para vivir de la mejor manera posible».

A todos nos gusta vivir bien, a mi el primero, es perfectamente lícito y el que diga lo contrario miente como un concejal. Supongo que todos aspiramos a crecer para tener una vida mejor y me parece bien que la gente haga cosas tan normales como comprarse casas que pueden pagar con sus ingresos. Pero también hay que ser coherente con tu discurso e ideas y desde luego abandonar la idea de que para ser de izquierdas hay que vivir en la más absoluta austeridad, rozando la pobreza y cenando sólo sopas de ajo. ¡Señores ni tanto, ni tan calvo!

No me creo que la gente opte por unas vacaciones de campismo, compartiendo baño y ducha frente a una semana en un buen hotel de esos que la playa da al hotel y no al revés. Tampoco que prefieran vivir en un quinto sin ascensor en un barrio complicado a residir en una zona con todas las comodidades, de la misma manera, que no me creo que la gente prefiera ir en un buen coche a llevar el Ford Fiesta de los Hombres G.

Decía un director que tuve, que volver al lineal del supermercado cuando has estado comiendo Joselito y 5J, para agacharte y coger el chopped es muy jodido. La política es lo que tiene, te posibilita en muchas ocasiones un status social y económico, que un trabajo normal no te daría. En la vida real, la de verdad, la de la España que madruga, hay pocas oportunidades para casoplones con piscina y huerto ecológico. Pero a veces la suerte cambia, bien lo sabe algún político de esta ciudad que al día siguiente de la elecciones corrió raudo y veloz para que le tomarán medida, ya que sino tenía que jurar con el traje de las bodas, y otro aún con más arte que el anterior, que pidió cita con el sastre de unos grandes almacenes, para entallar bien la «pana gorda».

Da igual el partido y los principios, esto está lleno de paracas y sólo se vive una vez ¡Pues vamos a hacerlo lo mejor posible!
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