Por quienes pierden la vida en el asfalto

León hace memoria de quienes han perdido su vida en el asfalto. La glorieta ubicada en la confluencia de las avenidas Fernández Ladreda y José Aguado sirvió como escenario al acto principal de los organizados este domingo por la Fundación Avata en el marco del Día Mundial en Recuerdo a las Víctimas de Siniestros de Tráfico.

Allí finalizaba una marcha protagonizada por clubes moteros y ciclistas que había partido de la iglesia de Santo Toribio de Morgovejo –donde se había celebrado una misa en memoria de las víctimas de los accidentes de tráfico– y había recorrido buena parte de las calles del centro de la ciudad.

Tras la lectura de un manifiesto –por parte de la concejala de Mayores, Lourdes González– y la oración en memoria de las víctimas mortales que se registran en las carreteras, todos los participantes en el acto depositaron flores junto a la veleta que preside la rotonda, donde también se pudo ver a personas que lograron salvar la vida pero que aún padecen secuelas como consecuencia de sus accidentes. Un centro de la Fundación Avata, un ramo de rosas del Ayuntamiento y claveles entregados a cada participante como recuerdo de quienes perdieron la vida al volante, a lomos de una moto o de una bici o simplemente cuando ejercían como peatones.

En el manifiesto, los mensajes habituales en este día, mayor concienciación a la hora de salir a la carretera, necesidad de incidir en la educación vial y recordatorio de que ningún dato sobre siniestralidad será positivo mientras sea superior a cero.

En este sentido, es preciso destacar que los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) reflejan que entre el 1 de enero y el 17 de noviembre las carreteras de la provincia de León han registrado un total de 13 accidentes mortales en los que han perdido la vida 14 personas.

Esto supone un descenso de la mortalidad, puesto que en el mismo periodo del pasado año se habían contabilizado 17 siniestros con 19 fallecidos.

Los datos actuales son similares son similares a los de 2020 (con 14 accidentes y otros tantos fallecidos). Y ello a pesar de que entonces hubo mucha menos movilidad por las restricciones decretadas para hacer frente a la pandemia. En cualquier caso, todas las cifras citadas hasta el momento son inferiores a las del mismo periodo de 2019 (entonces había 21 siniestros y 23 víctimas mortales), según los datos de la DGT.

Desde la Fundación Avata insisten en pedir una mayor apuesta por la educación vial, puesto que nueve de cada diez siniestros tienen como causa un factor humano, mientras que solo uno corresponde a problemas de mantenimiento del vehículo o de las carreteras. Además, insisten en la necesidad de que se mejore la señalización de los puntos negros de nuestra red viaria.

El Ministerio del Interior, a través de la Dirección General de Tráfico, se sumó a este recuerdo, participando en algunos de los homenajes organizados por las asociaciones de víctimas en numerosas ciudades españolas.

Para el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, esta conmemoración contribuye a caminar hacia el objetivo común «que tenemos la obligación de construir entre todos, y que no es otro que el de conseguir un país sin muertes en carretera». «La seguridad vial es un elemento preferente y prioritario de la agenda del Ministerio del Interior, y celebraciones como esta y las actividades programadas en torno a ella, nos confirman que una de nuestras mayores fortalezas es que contamos con una sociedad civil activa y comprometida con nuestro objetivo de reducir cada vez más la siniestralidad en la carretera», añadió el ministro.

Según el director general de Tráfico, Pere Navarro, «es un día muy especial para las víctimas y de reflexión para la sociedad en su conjunto, porque todos somos víctimas potenciales cada vez que nos desplazamos de un lugar a otro».

Además, Navarro recuerda que «hay que valorar muy positivamente la labor que realizan todas las organizaciones que trabajan en nombre de las víctimas para prevenir los siniestros de tráfico y sus consecuencias y por eso es imprescindible situarlas en el centro de la política de seguridad vial, darles voz y visibilidad, porque ellas en definitiva trabajan para que nunca nadie más pase por lo que ellos han pasado».