francisco-marquesb.jpg

Por qué desaparecerá el socialismo radical

23/08/2022
 Actualizado a 23/08/2022
Guardar
En España están sucediendo cosas importantes para el futuro de la nación y parece ser que hay una parte de la sociedad que no se da cuenta de ello o por lo menos aparenta eso.

Tenemos una crisis política importante, a la vez sufrimos una crisis económica interna y la externa que padecemos como consecuencia de la crisis derivada de una pandemia y de la guerra de Ucrania.

También una actuación gubernamental derivada del abuso de poder, enmascarada por una deriva de reformas solapadas de la vía constitucional y de la aprobación de decretos leyes al filo de lo legal, sin tener en cuenta el consenso ni la opinión de la oposición.

Al mismo tiempo el cambio social es evidente y el tecnológico patente, aspectos que se van a reflejar en un cambio de posicionamientos y de actuaciones de los distintos sectores sociales que repercutirán en el comportamiento de las fuerzas que generan el trabajo, la evolución y el bienestar de la población.

Indudablemente que hay un cambio paulatino de la mentalidad, que eso sufre las consecuencias de un mundo casi globalizado, interrumpido por los intereses oscurantistas de los poderosos y de aquellos que desean dominar, ellos solos, los destinos del mundo.

A la vez globalizar e individualizar conservando matices de conexión e interconexión entre los pueblos, no puede ser hasta que se logre un ser humano más integrado en los valores humanos ya que sólo se añaden motivos de poder, oclusión y rachas de oscurantismo y autocracia.

Aquello de «todo para el pueblo pero sin el pueblo» se acabó, porque el pueblo toma nota, aguanta, padece, pero llega un momento en que la memoria, esa que tanto les gusta a los manipuladores resaltar, hace su efecto y por las vías pacíficas se manifiesta de forma rotunda en las urnas y los abusadores del poder son arrinconados debido a su escaso bagaje mental y cultural.

Deseamos que en España esté comenzando a renacer algo importante como es la madurez del pueblo cuando manifiesta que no quiere sectarismo, ni palabrería, ni que se le dirijan desde ópticas pasadas de moda, por comportamiento y época, puesto que lo que se necesitan son seres humanos dedicados al bien común y la gestión de todo aquello que logre mantener un cierto nivel de coexistencia entre opiniones, actuaciones y bienestar públicos, sin distinción de ideología.

Estimamos que los partidos políticos que alimentan y administran la política nacional deben ser nacionales y no ceñidos a las lógicas tendencias regionalistas que deben circunscribirse al ámbito de las autonomías regionales, actuar con más rigor de Estado y dejarse de monsergas regionales que más parecen de otros tiempos, dejando este ámbito exclusivamente al Senado.

Por ahí podría comenzar un auténtico envite a la reorganización y sanación de la política nacional que además sería un auténtico vivero de políticos de distintos signos que vivirían el sentido de la nación de forma viva y eficaz.

Además de atraer la participación del ciudadano, sería un medicamento eficaz para la revitalización de los partidos nacionales que en estos últimos tiempos se han desvirtuado y han sufrido los avatares de la ambición humana y el sentido del poder autocrático con el claro peligro para la convivencia de los españoles.

Desde las altas instancias partidarias hemos asistido a situaciones ilógicas, dramáticas y hasta chuscas de unos actores principales que no han sabido responder a la categoría de líderes con lo que eso supone para la fragmentación de los partidos e incluso su desaparición, o al menos disolución en otros siglas de menor entidad.

Estamos viendo qué sucede en la denominada izquierda extrema y radical, lo hemos palpado en la inmensa crisis de la derecha que se ha solucionado, aparentemente, con bastante eficacia, aunque hay que esperar a tiempos más serenos y, creemos que puede quedar muy afectada la izquierda por la serie de medidas que nada tienen que ver con un partido con espíritu de mando en la política nacional, al comprobar el modo poco razonable y lógico de resolver los problemas de los ciudadanos, sin un mínimo consenso y dando cabida a coaliciones que le van a suponersu desaparición o bien reinventar el partido bajo otros responsables y otras siglas.

Por el bien de todos deseamos que este trago amargo del parlamentarismo con invasiones de campos institucionales, intervencionismos absurdos y nombramientos poco democráticos se resuelva de forma razonable antes de la gran debacle, porque de otro modo creemos que el socialismo tradicional, socialdemócrata, tiene sus días contados por sus devaneos con el radicalismo en sus postulados, la praxis equivocada de sus resultados y objetivos nostálgicos muy erráticos.
Lo más leído