Por las orejas

A Mañueco le comieron la oreja para que convocara elecciones y ahora no es capaz de planchar la oreja porque se le aparece Igea con una sonrisa de oreja a oreja diciendo «te lo dije, te lo dije».

Podemos seguir con el trabalenguas y, en jerga deportiva, decir que Vox le mojó la oreja a Mañueco en una tarde redonda en la que cortó las dos orejas, dos, de los seis toros, seis, que se hubieran lidiado en las urnas del redondel. Está por ver si también le cortan el rabo, siempre en jerga taurina y, por supuesto siempre, al morlaco electoral.

Puede que canse la broma porque en estos días las elecciones y la política en general nos salen por las orejas, pero es muy difícil hacerse el orejas ante la avalancha de información de estos tiempos pegados a las pantallas. Hay afortunados a los que estas por un oído les entran y por otro les salen, pero también es perfectamente normal que haya tantos conspiranoicos que se pasan el día con la mosca detrás de la oreja, que si los chips en las vacunas, que si la tierra tiene forma de hogaza o hay un gallego en la ‘lua’. En la luna no sé, pero hay uno que va camino de Génova, después de que el presidente del PP saliera por orejas como esos ciclistas que no ven el golpe hasta que lo tienen encima y salen despedidos por encima del manillar. Que tome nota Tudanca, que anda pegando la oreja a la pared del despacho de las Cortes por enterarse de si hay que volver a votar o no, no sea que se lleve otro palo detrás de las orejas, otra colleja democrática, que ya van unas cuantas. Le veo en los mítines versionando a Fito en el bis: Se me ponen si me votas, rojitas las orejas.

Si algo hemos aprendido de todo esto, en exclusiva jerga gastronómica, es que tanta ración de oreja, de macrogranja o no, pero crujiente y un tanto pringosilla, puede llegar a indigestar y no es buen día para ello. Como en los buenos telediarios, termino con algo más dulce y más apropiado para la fecha: Les recomiendo unas sabrosas orejas de carnaval.