Por la Costa del Sol

Las últimas calles del polígono de La Lastra, entre la calle Juan Pablo II y el Paseo del Parque, llevan nombres de capitales europeas: Lisboa, Estocolmo, Praga y Londres. Cada una tiene, además, su respectivo jardín. También en el Parque Industrial de Ponferrada se aglutinan las calles Burdeos, Milán, Hamburgo, Amsterdam… En el barrio de Pinilla, ya en el término municipal de San Andrés del Rabanedo, también están próximas las calles de las repúblicas de Nicaragua, Cuba, Perú, México, el Salvador… Y, sin salir de la provincia, entre la avenida de San Andrés y el Paseo de Salamanca están las calles, Esla, Sil, Cea, Órbigo, Sequillo, Porma, Cabrera, Torío, Boeza, Tremor… hasta el Sella y el Páramo Leonés, que cierra, por el norte, la eventual clase de toponimia fluvial leonesa.

No es rara esta costumbre, que forma áreas temáticas en los callejeros de caulquier ciudad del mundo, y que, con suerte, puede llegar a dar un nombre conjunto al barrio: de los escritores, barrio europeo, barrio de los ríos, polígono de los planetas, de los dioses… Hasta donde la imaginación de los burócratas de turno les permita.

Yo prefiero las iniciativas populares, expontáneas. Me da pena no haber conocido el ambiente del famoso barrio italiano de León. Yo ya solo voy al Sorrento y al Nápoles y creo que una vez tomé un café en el Corleone. Pero el hecho de que hubiera un mínimo acuerdo para ir nombrando en modo similar esos locales me divierte muchísimo y me parece un ejemplo de cómo se puede ir creando comunidad con una práctica bien sencilla. Iniciatvias como aquella pueden llegar a convertirse posteriormente en oportunidades estratégicas.

Como están bastante cerca de mi casa, fantaseo con que al Marbella (en la calle López de Fenar) y al Puerto Banús (por la misma acera, pero en la calle Las Fuentes) se unan algún día elTorremolinos, el Benalmádena, el Fuengirola… Y, así, poder salir de vinos por toda la Costa del Sol.