"¿Por dónde se la meto?"

Ya pasó todo. Ya puede abrir tranquilo las puertas de su casa de par en par y levantar las persianas sin la sospecha de la llegada inminente de un político a las calles de su pueblo. Vuelta de nuevo a la normalidad, a estar con los de siempre, a escuchar las mismas bobadas en bucle de aquellos que no saben decir otra cosa pero que serían incapaces de prometerle algo que no le van a dar sin al menos ponerse colorado. Ya puede coger tranquilo el azadón para mullir las matas de pimientos porque le aseguro que no aparecerá por el huerto ni un político hasta dentro de, con suerte, cuatro años. Verles repartiendo los sobres con los votos y nombrando el medio rural en vano ha sido caldo de cultivo para las charlas en los corrillos. Póngase en situación: candidatos en la puerta de una casa sin buzón en un pueblo en la que es bastante probable que alguien anduviese tras el visillo pero sin estar para semejantes visitas. Los visitantes midieron visualmente la capacidad del hueco que queda entre la puerta y el suelo percatándose de que los sobres podrían entrar tanto por la puerta delantera como por la trasera. Inevitable al verlo recordar a un hombre que, cuando estaban en plenas obras para acometer el agua corriente en el pueblo, andaba con un caldero de pintura para señalar por dónde iba a entrar en cada casa la limpia y por donde iba a salir la sucia. «Fulanita, ¿te la meto por delante o te la meto por detrás?». Veremos a ver por dónde nos meten la papeleta ahora y no me equivocaría demasiado si le adelantase que nos la van a meter doblada.