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Por depender de otros

07/03/2022
 Actualizado a 07/03/2022
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Depender demasiado de los demás nunca ha sido cosa buena, casi tan mala como lo de poner todos los huevos en la misma cesta y correr el riesgo de tropezar por el camino. «Siempre es mejor hacer favores a los demás que recibirlos» y deberlos –añado yo ahora– es un consejo que oí unas cuantas veces no sólo en el colegio, que es religioso y lo de ayudar al prójimo es una de las directrices básicas, sino también en casa y fuera de ella.

La recomendación de intentar ser autosuficientes en la medida de lo posible es aplicable tanto a muchos ámbitos de la vida personal de cada uno, como en una empresa y una economía a nivel nacional. Lo que pasa es que en época de bonanza preferimos importar a producir, dejando los beneficios fuera de casa, pero ahora con las distintas crisis de suministros, económica, financiera y los costes energéticos por las nubes pensamos que no fuera tan mal consejo.

Con reservas de carbón como mínimo para 150 o incluso muchos más años bajo el suelo leonés nos acordamos de las minas que daban vida a miles de familias en las cuencas y de la riqueza que esos pueblos tenían hace treinta años y cómo están hoy, en una decadencia absoluta y dependiendo del petróleo, del gas y de la energía nuclear que vienen de fuera y pagamos a precio de oro si queremos mover el coche, calentar la casa o comer. Pero resulta que entonces todo era por ecología, respeto al medio ambiente, un futuro mejor y no sé cuantas tonterías que supieron venderle de la misma manera que hoy siguen colándole estupideces.

Hoy ya falta cereal por el tema de Rusia y Ucrania mientras Castilla y León tiene 500.000 hectáreas sin cultivar por las limitaciones europeas en la siembra de un producto que está siendo más que rentable para el campo. Y una fábrica leonesa está a punto de detener su producción y mandar a la calle a cien tíos porque no tiene aceite de girasol, que resulta que también viene de Europa del Este, cuando en nuestra Comunidad se siembran 270.000 hectáreas pero la mayor parte quedan allí porque el cultivo solo responde a la obligación de cumplir con los requisitos de la subvención. Y seguimos dependiendo de otros. Así nos va.
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