Pontevedra 2 - 2 Ponferradina: 'El que perdona, lo paga'

La Deportiva empata ante el Pontevedra en su mejor partido a domicilio de la temporada y desaprovecha la oportunidad de encarrilar la salvación

A. Cardenal
18/03/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Imagen del partido disputado en Pasarón. | DIARIO DE PONTEVEDRA
Imagen del partido disputado en Pasarón. | DIARIO DE PONTEVEDRA
Más de seis meses ha costado ver a la Deportiva que se esperaba a principio de curso, un equipo al que se le presuponía calidad y se le exigía sacrificio y rigor táctico, un triángulo que nunca había logrado completar.

Hasta este domingo. En Pasarón, en un partido de vida o muerte, irrumpió la mejor Ponferradina de la temporada, un equipo que no se amilanó en un patatal ante un Pontevedra que intentó compensar sus carencias con jugando en ocasiones al filo del reglamento, y tuvo ocasiones para golear.

Pero no lo hizo. Incluso en su mejor versión, la Deportiva sigue careciendo de la fiabilidad que marca la diferencia en el fútbol. Los bercianos son capaces de sacar petróleo de un partido en el que parecen muertos y todo lo contrario, desaprovechar un carrusel de ocasiones ante un rival que estuvo al borde del ‘KO’.

Y el que perdona, lo paga, una máxima que los de Carlos Terrazas sufrieron de la forma más cruel, con dos goles en la recta final de cada parte que evitaron un triunfo que hubiera supuesto encarrilar la permanencia.


A tumba abierta


Que el partido era una final quedó claro nada más empezar el choque. Si en las últimas semanas se había echado de menos una Deportiva más intensa en los arranques de partido, con un Pasarón en un estado deplorable a los bercianos no les quedó otra que ponerse el mono de trabajo desde el pitido inicial.

Y es que el encuentro empezó revolucionado. La ansiedad de los locales, con una propuesta muy similar a la de Carlos Terrazas, y un terreno de juego que no dejaba demasiado espacio a la imaginación, convirtieron el choque en un ida y vuelta desde el primer minuto.

El caos sacó a relucir a la Deportiva más sobria. Pese a la acumulación de efectivos en los metros finales, al Pontevedra le costaba crear ocasiones claras, todo lo contrario que un conjunto berciano que asedió la portería local.

En la primera mitad, la Ponferradina rozó la perfección. En ataque, Donoso convirtió un barrizal en una pista de baile y mostró un amplio catálogo de recursos: Cabalgadas por dentro y por fuera, combinación, desborde, centro.

A semejante recital le puso la guinda un gol que, como no podía ser de otra forma, nació de sus botas. El extremo terminó su enésima internada por la banda derecha con un centro al segundo palo que Yuri, que ya había acariciado el gol tras un buen contragolpe, culminó con un remate a bote pronto que el 99,9% de los delanteros de la categoría –y una inmensa mayoría de los de Segunda– hubiera mandado a las nubes, pero que el brasileño empaló sin piedad.

Entonces llegó el primer despiste de la tarde. Con los bercianos pensando ya en el descanso, Castro ponía las tablas por primera vez con un remate de cabeza a la salida de un córner.

Reacción y nuevo despiste


El mazazo provocó una zozobra que se prolongó durante los primeros compases de la reanudación, pero de la que la Deportiva se logró reponer a base de ocasiones. El gol llegó en la más embarullada. Cidoncha aprovechaba un balón muerto casi en área pequeña y fusilaba a Edu Sousa.

Tras el tanto, la Ponferradina jugó prácticamente a placer y derrochó ocasiones para poner la puntilla. Yuri vio como un defensa sacaba su remate sobre la misma línea de gol y Donoso se topó con el guardameta tras un buen disparo cruzado.

Cuando mejor estaban los bercianos y casi sin tiempo para reaccionar, otra vez Castro, otra vez a balón parado, aprovechó la falta de contundencia en la salida de Mandaluniz para volver a poner las tablas en el marcador con un remate que tiró por tierra un partido que podía haber acabado en goleada, y terminó con un punto insuficiente que mantiene a los blanquiazules cinco puntos por encima del descenso.
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