Pontevedra 0 - 0 Ponferradina: 'Solo un punto, pero igual de líderes'

La Deportiva empató ante el Pontevedra y no logró su sexta victoria consecutiva, pero se mantiene en lo más alto de la tabla tras el empate del sábado del Castilla ante el Inter

A. Cardenal
14/10/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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La racha de la Deportiva terminó en Pontevedra. El conjunto berciano no pasó del empate en Pasarón (0-0) y no pudo igualar las seis victorias consecutivas de la Ponferradina de Claudio Barragánen la temporada 2012/2013 –con el equipo en la división de plata–, pero seguirá una semana más en lo más alto de la tabla.

Si la racha tenía que terminar, no se pudo elegir un escenario ni un momento más adecuado: después del empate del Castilla ante el Inter y ante un rival que si bien nunca amenazó el invicto de los blanquiazules,supo anular por momentos a un equipo que ayer mostró pocas ideas en el campo rival.

Solo Isi, sustituido en la recta final, aportó algo de criterio en unos últimos metros donde Yuri trató de compensar con trabajo y sacrificio la falta de balones, pero se echó en falta la presencia de Pichín.

Sorpresa en el once


El choque empezó con sorpresa. A la ya conocida ausencia de Zabaco por lesión se unió la suplencia del extremo, el ‘agitador’ de un ataque berciano dispuesto a demostrar en Pasarón que hay vida más allá del ex del Rayo Majadahonda.

El lugar del madrileño en el once lo ocupó Luisma Villa, un ‘soldado’ de Bolo –coincidieron tres temporadas en el Arenas– que no pudo brillar en su debut como titular.

Y eso que pese al cambio de fichas, los bercianos intentaron mantener su esencia y salieron con ganas de llevar la batuta del choque y la portería contraria entre ceja y ceja.

Yuri fue el primero en avisar a los locales con un disparo desde la frontal que Edu Sousa lograba detener en dos tiempos y poco después otra vez el brasileño, en fuera de juego, remataba a las manos del cancerbero un buen centro lateral de Son.

Con el paso de los minutos, el Pontevedra adelantó la presión, buscó asfixiar a los bercianos y convirtió el partido en un cuerpo a cuerpo que la Deportiva aceptó de buen grado.

Y es que si algo ha demostrado la Ponferradina es una capacidad innata para asumir cualquier rol. Ante la propuesta gallega, los blanquiazules se pusieron el mono de trabajo y extremaron la atención a las segundas jugadas, que con Arruabarrena y Berrocal sobre el césped, podían ser mortales.

De hecho, los granates acabaron la primera mitad asediando la portería de Gazzaniga y acariciaron el gol en dos ocasiones, primero con un saque de esquina que se paseó por el área pequeña y después con una ‘delicatessen’ de Javi López, que vio como Jon García le rebañaba el balón en el último suspiro tras deshacerse de todo jugador berciano que le salió al paso.

Así, el descanso llegó como agua de mayo para una Ponferradina que pese a los sustos y a una producción ofensiva testimonial,parecía muy viva y dispuesta a repetir el guión que tan buenos resultados le había dado a domicilio.

El arranque de la segunda mitad fue un ‘déjà vú’. La Deportiva volvió a combinar en posesiones largas y a robar rápido en campo rival con un Isi hiperactivo que ya en el primer acto había sido el más entonado y tras el paso por vestuarios trató de echarse el equipo a la espalda.

Sin reacción final


Seguía faltando un último pase y una chispa de genialidad que metiera el miedo en el cuerpo de los gallegos y Bolo trató de ganar pausa con la entrada de Espina en lugar de Fran Carnicer –muy voluntarioso pero demasiado revolucionado–, y verticalidad con Dani Pichín, al que le tocaba volver a ponerse el traje de superhéroe para rescatar a la Deportiva de la trampa de Pasarón.

El Pontevedra fue su ‘kryptonita’. Ni siquiera el extremo logró someter a un rival que no solo no se conformó con plantar cara al líder, sino que buscó dejar ‘KO’ a los de Bolo y dejar los tres puntos en casa.

Gazzaniga, una vez más impreciso con los pies, compensó un par de excesos y un regate innecesario con contundencia en el juego aéreo y fue fundamental para apaciguar el intento de asedio de los locales, reducido a un par de balones colgadossin peligro.
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