La Deportiva sigue sin despegar en Liga. El conjunto berciano no pasó del empate ante el Valladolid B (1-1) y vuelve a la triste realidad de los domingos tras el subidón que supuso colarse en los dieciseisavos de la Copa del Rey.El hipotético duelo ante uno de los grandes no consuela a un equipo que, como si fuera un ‘déjà vú’, ve como el ‘playoff’ empieza a alejarse tras conseguir solo una victoria en los seis primeros partidos.
La euforia por la clasificación copera no duró mucho. Con solo cinco puntos tras cinco jornadas, a la Ponferradina le tocaba darse una alegría también en Liga y el partido no fue precisamente una fiesta. Miguel Cervera se estrenaba en el banquillo del Valladolid B mostrando en El Toralín al ‘nuevo’ filial blanquivioleta —este domingo solo violeta—, un equipo mucho más maduro e incómodo que olvidó la fragilidad de los primeros partidos —había encajado una media de casi tres goles por encuentro— y dominó por momentos a los de Carlos Terrazas.
De hecho, la primera mitad fue visitante. Bien fuera por el desgaste de un once idéntico, a excepción de la presencia de Caiado por el lesionado Ríos Reina,al que tumbó el miércoles a la Gimnástica Segoviana, o el lavado de cara de los pucelanos, en el feudo blanquiazul no se vio el clásico autobús.
El hipotético duelo ante uno de los grandes no consuela a un equipo que, como si fuera un ‘déjà vú’, ve como el ‘playoff’ empieza a alejarse
El Valladolid B le planteó un pulso a la Deportiva y los blanquiazules tuvieron que agarrarse a la mesa. Avisaban ya los visitantes en la primera jugada con un disparo de Suárez desde la frontal del área que se iba a las nubes y confirmaban sus intenciones poco después con una jugada que obligaba a Dinu a lanzarse a los pies del ariete en área pequeña para evitar el tanto.
La Ponferradina trataba de reaccionar, pero no encontraba argumentos para rebatir el dominio vallisoletano. Por primera vez en lo que va de curso, el tridente formado por Cidoncha, Andy y Jorge García se vio desbordado. Solo el canterano colchonero, con más voluntad que acierto, trató de resucitar un centro del campo sin jerarquía, fútbol ni contención.
Así, si al descanso se llegó todavía con tablas fue por la falta de puntería de un rival que le perdonó la vida a los bercianos.
Y es que poco antes de encaminar el túnel de vestuarios, Dinu volvió a salvar a los suyos. Pérez cogía en cueros a la zaga blanquiazul, rompía a Jon García y se plantaba delante del cancerbero rumano, que detenía su disparo cruzado.
La segunda parte comenzaba tal y como terminaba la primera, con los de Cervera, desesperado en la banda tras tanta ocasión perdida, llegando al área berciana con mucha facilidad. Sin embargo, en el segundo acto los de Carlos Terrazas sí respondieron a los envites violetas y el partido terminó de enloquecer.
El técnico vasco se la jugó a un todo o nada. Iago Díaz y Menudo entraban al campo por Isi y Salinas, que justo antes había tenido la oportunidad de estrenarse como goleador en El Toralín. La jugada estuvo a punto de salir redonda. Tras más de un mes ausente por lesión, Iago Díaz abrió la lata con una volea inapelable desde la frontal, pero la alegría fue fugaz.
La Deportiva falló, en el ‘otro’ fútbol, ese donde un equipo como el berciano debe pasar por encima de un filial
La Deportiva hizo lo más difícil, adelantarse en un partido que se había puesto muy cuesta arriba ante un rival envalentonado. Falló, en el ‘otro’ fútbol, ese donde un equipo como el berciano debe pasar por encima de un filial. Y es que lejos de dormir el partido, el correcalles continuó y Pérez, aprovechando un despeje de Dinu, puso las tablas solo cinco minutos después del tanto de Iago.
Tocaba recurrir a la heroica y la Deportiva se estrelló contra un rival que sí supo aguantar el resultado. Con solo un punto en cinco jornadas y varias goleadas a sus espaldas, el empate fue un tesoro para un Valladolid B que se encerró atrás.
Los de Carlos Terrazas no fueron capaces de volver a abrir el cerrojo. La tuvo Álvaro Moreno, que llegó hasta Lara tras una buena combinación en la frontal con Jorge García; lo intentó Menudo, al que le faltaron centímetros para llegar al centro envenenado de Caiado, pero el tanto se resistió y la Deportiva empieza a revivir los fantasmas del pasado.