Ponferrada suma sus piedras al gran monumento europeo de la memoria

La Plaza del Ayuntamiento ya acoge los nueve adoquines dorados que recuerdan a los republicanos bercianos deportados y muertos en los campos de concentración nazis

Diana Martínez
27/01/2022
 Actualizado a 27/01/2022
Los asistentes colocaron flores y velas entorno a los adoquines, antes de ser fijados al suelo de Ponferada. | D.M.
Los asistentes colocaron flores y velas entorno a los adoquines, antes de ser fijados al suelo de Ponferada. | D.M.
"Ponferrada se suma al gran memorial europeo" con el que las ciudades y países recuerdan el horror del holocausto nazi. La ciudad, colocó este jueves nueve adoquines dorados, bautizados como ‘Stolpersteine’, que engrosan el gran monumento abierto que liga a generaciones y territorios que cuenta ya con más de 75.000 recuerdos a otras tantas víctimas del fascismo, desde que a mediados de los 90, la idea fuera puesta en marcha por el artista alemán Gunter Demnig. 

Las piedras doradas fueron colocadas en el suelo de  la plaza del Ayuntamiento, cada una con el nombre de uno de los nueve bercianos que fueron deportados en los primeros años 40 a los campos de concentración nazis por haber luchado por la democracia y contra el fascismo durante la Guerra Civil y la posguerra: Antonio Abella, Manuel Crespo, Ceferino García, Elpidio González, Agustín Ovalle, José Pérez, Eduardo Samprón, José Antonio Calvete y Rafael Rivera.

Fue un emotivo acto presidido por el alcalde  Olegario Ramón, y el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva en el que participaron escolares de los institutos de Ponferrada leyendo cada una de las nueve sobrecogedoras historias de represión y muerte, y colocando con sus propias manos los adoquines en el hueco preparado a los pies de la Casa Consistorial. 

En esta jornada en el que se conmemora el Día Internacional en memoria de las Víctimas del Holocausto, un buen número de personas, entre ellos alcaldes de los municipios de procedencia de las víctimas, como Candín o Balboa, miembros de la corporación de Ponferrada, así como algunos de los familiares localizados, representantes de la ARMH y muchos otros interesados, se acercaron a presenciar el acto en el que además se depositaron flores y velas en el entorno de los adoquines antes de ser fijados al suelo definitivamente para pasar a formar parte de esos cimientos de la memoria democrática de los que Ponferrada quiere formar parte. 

Así lo recordó el alcalde, quien resaltó que la ciudad “salda poco a poco su deuda con la memoria". Y es que "esta piedra les devuelve su nombre", les hace regresar, dijo Ramón, "desde Alemania, a su lugar de origen, desde la barbarie, al Bierzo". Y lo hace, dijo "a plena luz del día y en público", después de que durante años, estos homenajes que comenzaron en la ciudad alemana de Colonia, tuvieran que hacerse clandestinamente para recordar a comunistas, gitanos, judíos, homosexuales, sindicalistas... miles y miles de víctimas.

Emilio Silva recordó estos adoquines que ya lucen en tantas ciudades y pueblos, "permiten a vecinos y visitantes tropezarse con la memoria” para no olvidar que actualmente, hay movimientos políticos de extrema derecha que simpatizan con políticas como las que causaron el horror que ahora se rememora. "Se trata de que su historia forme parte del presente. Muchas veces tenemos miedo al fascismo, ahora que en Europa hay muchos movimientos de extrema derecha y no tenemos que imaginar qué son capaces de hacer, sino recordar qué hicieron y este es un gran ejemplo para utilizar pedagógicamente", señaló. 

Los nueve historias


Antonio Abella,
natural de Paradaseca, era militante del Sindicato Único de Campesinos y Trabajadores, adscrito a la CNT. Tras huir de las tropas militares procedentes de Galicia, que asesinaron a su padre en 1937, logró salir de Asturias por mar, pasando a Cataluña y posteriormente a Francia. Llegó al campo de concentración de Mauthausen el 3 de abril de 1941 y fue registrado como prisionero número 3.786. Falleció en el campo de exterminio de Gusen el 5 de diciembre de 1941, según reflejan los documentos recogidos por el Ministerio de Justicia.

Manuel Crespo, natural de Villafeile, llegó al campo de concentración de Mauthausen en marzo de 1941 y recibió el número de prisionero 3.313. Cinco meses mas tarde fue gaseado en el camión fantasma que transportaba a un grupo de deportados a Dachau.

Ceferino García, natural de Tejedo de Ancares fue trasladado en abril de 1941 a Mauthausen, donde lo clasificaron con el número 3.997. Fue exterminado en Gusen el 10 de febrero de 1942.

Elpidio González,
de palacios del Sil formó parte del conocido como ‘Convoy de los 927’, una de las primeras deportaciones que se produjeron desde Francia hacia campos de concentración en territorio controlado por la Alemania nazi. Fue el primero de los bercianos en fallecer en un campo de concentración nazi, el de Gusen, el 24 de septiembre de 1941.

José Pérez, natural de Balouta (Candín). Había ingresado en Mauthausen un año antes con el número de prisionero 3.301. Encontró la muerte también en Gunsen. 

Eduardo Samprón, natural de Villasinde, fallecido en octubre de 1941 en Gunsen.

Rafael Rivera, natural de Lomba y asesinado en diciembre de ese mismo año.

José Antonio Calvete, natural de Albares de la Ribera, ingresó en enero de 1941 en el campo de concentración de Buchenwald, con el número de preso 39.758, y paso más de tres años recluido en esas instalaciones, donde falleció en mayo de 1944.

Agustín Ovalle, natural de San Juan de la Mata, que fue clasificado con el número 3.240. Fue el único de los bercianos que encontró la muerte en el campo de concentración de Mauthausen. Su viuda y su hija, residentes en Barcelona, cobraron durante varios años una pensión compensatoria del Estado alemán.
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