08/05/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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El declive de León va a ser irremediable, salvo que muchas cosas cambien. La tolerancia de unos políticos sin agallas al cierre de las minas y ahora las térmicas nos deja sin recursos, por la codicia de las empresas energéticas que, aun teniendo beneficios millonarios, computan como pérdida la diferencia con el ejercicio anterior. Un auténtico fraude. Pero ocurre, además, porque actúan, ilegítimamente, como un oligopolio y actúan como les place.

Veamos. En sólo unos años abandonamos las lámparas incandescentes –las de Edison– pues gastaban mucho y duraban poco. Después, el cambio por las halógenas de bajo consumo. Se suponía un gran avance en el ahorro de energía. Y las cambiamos. Pero resulta, que al poco tiempo, dimos otro nuevo paso en el avance del ahorro con la utilización del led (diodo emisor de luz). Y volvimos a ahorrar.

El caso es que desde la política o el oligopolio energético nos han manejado como han querido. ¿Dónde están los beneficios de tanto ahorro? Las tarifas energéticas son de las más caras de Europa y la economía no se ve por ninguna parte. Si suben los carburantes y la luz, sube todo y la inflación se dispara, con lo cual, las previsiones del gobierno resultan todavía más engañosas de lo normal.

La estrategia de este sistema es que, bajo la excusa de ganar credibilidad, estas empresas contratan a políticos quemados u honestidad débil, para asistir a los consejos de Administración. Lo mismo que los bancos. No es que llame la atención, es más, unos sueldos espectaculares, por hacer de floreros. Martín Villa, que era o es, presidente de honor de Endesa, no percibe sueldo, pero ya sacó tajada en la dictadura y en la democracia. En cuanto al resto, todos ponen el cazo. Sorprende –por citar algunos casos– la presencia de Isabel Tocino, de Enagás (46.000 al año); Borell, de Abengoa 300.000 al año; Felipe González, de Fenosa (126.000 idem.); Elena Salgado de Chilelectra (Solo 56.000) y un largo etc. A modo de resumen, decir que las empresas del ibex, repartieron entre 450 consejeros, una media de 553.800 euros del ala.

Me da la impresión de que lo que pagamos no es tanto el producto recibido como los emolumentos de estos caraduras. Lo triste es que en un día tonto ¡los votamos!
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