Ponce no quería intrusos, pero Padilla siempre se cuela

El torero de Chiva ‘marcó el terreno’ en su primera faena de dos orejas pero el de Jerez sumó una oreja en cada toro

Fulgencio Fernández
29/06/2015
 Actualizado a 08/09/2019
Padilla repitió este domingo en la feria de León ante la lesión de José Mari Manzanares y de nuevo mostró todo su repertorio de gestos ante el toro.  | MAURICIO PEÑA
Padilla repitió este domingo en la feria de León ante la lesión de José Mari Manzanares y de nuevo mostró todo su repertorio de gestos ante el toro. | MAURICIO PEÑA
Este domingo era otra historia. Y más desde que Padilla sustituyó al lesionado Manzanares. El primer día se planteo como una batalla de pintureros valientes y el segundo de maestros de toda la vida, pero el cambio dejó a un Padilla que todavía olía al rabo del día anterior y un Ponce que ya camina por los ruedos como una leyenda, que lo es.

Se notaba en el callejón de entrada. A Ponce le llega una mujer con un capote para que se lo firme. «Me lo firmaste hace 20 años, fírmaselo a mi hijo». Ponce sonrío. «Veinte años», susurra mientras escribe.

Sale Padilla de la capilla y le pasa la mano por la espalda a Ponce como buscando la buena suerte. Cuando el maestro le mira el hombre de un solo ojo dice para todos los que están allí:«Menudo currículum, irrepetible maestro». Enrique Ponce de nuevo susurra:«Lo tuyo también tiene tela».

A la arena. Parece que ‘el cara a cara’ entre diferentes animará la tarde, tal vez si ayer volvía a estar en las gradas Miguel Ángel Rodríguez no le pasaría lo del sábado, que se pasó la tarde dando cabezadas de sueño mientras disimulaban los de alrededor, alcalde incluido. Ya le dicen que no enseñe mucho Valladolid pero...

Al toro. Ponce apretó fuerte, como si no quisiera ‘intrusos’ en esta plaza donde lleva veinte años reinando. Recibió al toro con arte y temple y ya salió la primera voz en la grada:«¡Ylo demás es cuento!». Las peñas fieles a Padilla cogieron el mensaje.Bien es cierto que Ponce deja bajar la temperatura en los tercios de varas y con banderillas. Tranquilo. Con la mano en el pecho y la cabeza agachada, cuando acaban los banderilleros se santigua y se va por derecho a por el toro.Comienza tanteando y el toro se cae. Un par de veces, pero Ponce, como diría Padilla, «tiene currículum», que debe ser sinónimo de solución.- ¿Hay solución para hacer andar a un cojo?La hubo. La tuvo Ponce. Comenzó a caminar por la arena como sin pisarla. La muleta en el aire, cerca de un toro que jamás la tocaba. Inicia las series por la derecha, cambia a la izquierda, busca el recorrido y la gracia de los gestos con la muleta, parece querer escribir un tratado de armonía y se lo va arrancando al toro. Poco a poco sube la temperatura. Ypara rematar se vuelve humano para ser cercano. También él se arrodilla y tira la muleta, también se da la vuelta ante el toro, queda de espaldas, recoge la muleta, dibuja un pase en el suelo y al levantarse sabe que es el momento. Entra a matar con ganas, mata y...dos orejas.La faena empezó de cero, llegó a dos.Juan José Padilla, que es listo como los que cogieron el camino de la gloria por encima de todos los quirófanos, sabe que es otra guerra, pero él tiene las mismas armas del sábado. Calienta la grada desde el primer segundo, hace gestos a los tendidos amigos, que le responden. Tira de repertorio:recibe de rodillas, capote al viento, banderillea de manera espectacular, no esconde su violín y multiplica los gestos de complicidad.Cuando inicia la faena ha puesto la temperatura para dos orejas, tiene que mantenerla. Es la diferencia con Ponce, que debía subirla.Padilla vuelve a ser Padilla. El Pirata desafía al toro. El Ciclón de Jerez ase va al suelo, tira la muleta, le muestra el pecho al enemigo... Ylos suyos responden. Pero faltaba algo con respecto al sábado, seguramente que el sábado era una corrida de pintureros y ayer el maestro no quería intrusos.Ponce repitió faena pero no mató bien. Se quedó en dos orejas. Padilla repitió faena y mató. El presidente tenía la papeleta de dar una oreja y dejarlo en tablas o darle dos y entregarle las llaves de la plaza a Padilla. Tal vez recordó que había sido generoso 24 horas antes con el rabo. Tal vez creyó que lo más importante fue hacer andar a un cojo. Pablo Hermoso o la seguridad del éxitoNunca sabré si aplauden a Pablo Hermoso o a sus caballos. Jamás se podrá imaginar que sería de Hermoso de Mendoza sin Napoleón, Churumay, Pirata o Dalí, por citar a algunos. Es curioso como ante los caballos que esperan en la plaza se hacen largas colas y el caballero pasa tranquilamente, firmando algún autógrafo. Ayer volvió a ser un recital de arte y conjunción de caballo y caballero, de figuras en el aire y en el suelo, de riesgo hasta unos centímetros del cuerpo de los caballos mientras el torero ni mira, seguro de que no le tocará... Ycuando acaba todo, el caballo se va solo y el torero se queda en el centro.Dos faenas para fotografiar y grabar. En unamató mal (ovación)en la otra bien (dos orejas).
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