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Políticos mediocres

11/11/2019
 Actualizado a 11/11/2019
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Desde que la política se convirtió en un circo más bien poco se puede esperar de los figurantes a sueldo que viven de este teatrillo. Y desde que la política es un circo mediático por nuestra culpa, la de quienes llevamos al papel, a las ondas de radio, a la pantalla o a las páginas de información en internet todo lo que dicen, hacen o piensan, todavía se puede esperar menos.

Y la prueba está en las cifras de ayer, que cada vez menos gente de a pie se toma la molestia de ir a coger una papeleta para meterla en un sobre y depositarla en una urna porque sabe que le va a dar lo mismo quedarse en casa para ejercer el derecho al voto que ir a pasar el día a otro lugar; ya no le cuento el caso de quienes tienen que coger el coche para recorrer treinta, cincuenta o cien kilómetros para ir al pueblo y elegir o pedir que les lleven hasta allí.

Ese es el panorama que ha creado la generación de políticos que sufrimos ahora. La que presume de capacidad para negociar, la del parlamentarismo y la diversidad de opciones pero que es incapaz de sentarse para llegar a un acuerdo que desbloquee una situación que coloca a España en el punto de mira con nuestros vecinos europeos.

Parte de la culpa de esta situación la tienen los partidos que colocan a un maniquí de número uno, dos o tres al que no se le conoce más oficio que el de la política; un figurante –o figuranta, como la que tiene como máxima preocupación salir guapa en la foto y que su nombre quede impreso en el pie que acompaña a la imagen– con estudios escasos, incapaz de trabajar en la empresa privada o de conseguir aprobar una oposición, y cuyo currículum es obra y gracia del partido.

No le doy nombres porque ejemplos de estos inertes que pasan por las papeletas tenemos a puñados. Tanto dentro como fuera de León. Y lo peor de todo es que mientras no se premien el talento y la trayectoria, mientras se sigan ocupando los asientos aunque la abstención y los votos en blanco lleguen al 90 por ciento del censo, mientras la mediocridad sea considerada una capacidad, la historia será siempre la misma. Por muchas veces que nos pregunten.
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