juan-pablo-garcia-valades-3.jpg

Políticamente imbéciles

12/06/2020
 Actualizado a 12/06/2020
Guardar
Últimamente parece que todo lo que nos rodea es un desastre y que el suelo sólido sobre el que antes andábamos seguros y orgullosos se vuelve cada vez más inestable, como si nos estuviésemos adentrando en unas arenas movedizas que aún no sabemos si nos llegarán al cuello o nos sumergirán definitivamente.

Los dramas personales van en incremento con multitud de casuísticas, pero con elementos comunes, como la brutal incertidumbre laboral y económica, más lo que haya tocado de cerca una de las más de 50000 víctimas que se ha llevado el coronavirus y que este Gobierno se niega a reconocer. Estamos hablando del fallecimiento de la población de las ciudades de Segovia o Huesca o casi dos veces toda la población de San Andrés del Rabanedo.

Lo que rodea a todos estos dramas no es para nada alentador y a una crisis de final incierto que no ha hecho aún más que empezar, hay que sumar que la cantidad de imbéciles se propaga por el mundo con una velocidad casi igual a la del covid, provocando distintas crisis sociales que podrían llegar a desembocar en conflictos muy peligrosos.

Esa fértil proliferación de imbéciles siempre encuentra en ciertas causas el campo abonado para reproducirse y hacer escenificaciones que nos hacen pensar que, si una pandemia no termina con la especie humana, será nuestra propia estupidez la que lo haga.

Me refiero a una serie de banderas ideológicas que desde la izquierda radical siempre se está dispuesto a enarbolar con el problema añadido de que la izquierda mundial moderada cada vez es más radical y la derecha por reacción, también.

Ahora que ya nadie se acuerda de Greta Thunberg, la batalla se está produciendo en el campo racial a raíz del asesinato de Geroge Floyd en Estados Unidos, lo que ha originado manifestaciones multitudinarias alrededor del mundo, sin que en este caso parezca importar la propagación de la pandemia y con la complicidad estúpida de las instituciones que las permiten por miedo a que se les tachen de racistas.

El asesinato de George Floyd es totalmente condenable, pero de ahí a decir que el racismo está institucionalizado y generalizado en todo el mundo, es absurdo. Más cuando nos referimos a España, ejemplo histórico de mestizaje. En Estados Unidos lo que hay es una ‘cultura de la violencia’ muy extendida con independencia de la raza. Sin ir más lejos, el mayor número de negros muertos vienen de la mano de otros negros y no por ello son racistas.

Que en Europa se escenifique una supuesta reconciliación racial besando jóvenes blancos los pies de negros, es tan absurdo como cuando el feminismo radical fustiga a la sociedad occidental mientras abraza la diversidad del pueblo islámico que tapa de arriba abajo a sus mujeres o igual de absurdo como que quizá a alguno de ustedes les parezca peyorativo cuando hablo de negros y supremacista cuando hablo de blancos.

Hemos pasado de ser políticamente correctos a ser políticamente imbéciles.

Lo más leído