Política y legalidad

La situación que se vive en Cataluña a raíz de la convocatoria de un referéndum ilegal sobre su independencia no ha conseguido generar crispación entre la gente de a pie al margen de la opinión que cada ciudadano tenga sobre este asunto

El diálogo está muy bien, pero siempre que se haga conforme a las reglas del juego que nos hemos dado
20/09/2017
 Actualizado a 18/08/2019
La situación que se vive en Cataluña a raíz de la convocatoria de un referéndum ilegal sobre su independencia está marcando de manera indudable la actualidad política y periodística de nuestro país. Y el peligroso desafío al marco normativo vigente que han llevado a cabo las autoridades catalanas no es para menos. Distinta cuestión es si la crispación que se percibe entre los gestores públicos que defienden una y otra postura se ha trasladado a la calle. Con independencia del pensamiento de cada ciudadano, no se ha generado ningún conflicto digno de mención entre la sociedad catalana, tal y como confirma hoy en este periódico el presidente del Centro Leonés en Cataluña, Joaquín González Llamazares. Es más por tanto un problema político, de despachos, que social. Durante los últimos años las autoridades catalanas han querido restar importancia a cualquier otra parcela de su gestión que no sea alcanzar la independencia, como si no hubiera problemas infinitamente más importantes en su territorio. Quizá sea una cortina de humo para ocultar su incapacidad a la hora de resolver precisamente esas otras cuestiones que seguramente en la calle preocupen mucho más. En todo caso, la autoridad deja de ser autoridad cuando ignora las leyes y el diálogo con la otra parte está muy bien, pero siempre que se haga conforme a las reglas del juego que nos hemos marcado entre todos.
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