Política Pokémon

Mi sobrino pequeño, que tiene seis años, me dio el otro día una ponencia magistral sobre el mundo Pokémon. Lo escuché con toda la atención posible porque siempre aprendo cosas de mis sobrinos y porque, por lo que me contaba, empecé a intuir que tal vez podía entender algo de lo que había ocurrido esta semana en la moción de censura Vox/Tamames. Cuando algo es incomprensible –y esto es decir poco ante lo ocurrido– puede que lo sea realmente o que a lo mejor no se haya encontrado el ángulo adecuado para abordarlo. En todo caso, por lo menos, se intenta.

Me contaba mi sobrino que los entrenadores Pokémon eligen a una o varias de estas curiosas criaturas y las entrenan. Se trata de que compitan con otros entrenadores y con sus Pokémon para ganarlos y convertirse en campeones.

Hay Pokémon hasta de novena generación y también Pokémon legendarios o míticos. En el mundo de aquí, supongo que tres cuartos de estos Pokémon se cree o construye sus propias leyendas. En el caso de los Pokémon de novena generación parece que pueden sufrir paradojas temporales y esto se produce porque pueden venir del futuro o del pasado, y tal vez esto explica algunas cosas.

Los Pokémon, como los humanos, evolucionan y a veces se convierten en otra cosa. Incluso hay megaevoluciones. Después leí que el sistema de evolución Pokémon es lamarckiano, es decir, hay una evolución para adaptarse a los cambios del ambiente. Tuve entonces muchas dudas sobre cómo ha sido la evolución de Ramón Tamames y concluí que su resultado parece más bien de desadaptación ambiental.

En todo caso, el mundo Pokémon es tan complejo que el real casi me lo ha parecido menos. Y eso que tenía en la mano nada menos que la guía super-extra-delux-esencial-definitiva. Nada vi en ella de que el mundo Pokémon utilice la fuerza que tiene la vanidad, tan útil para los que saben utilizar o aprovechar la de los otros y tan peligrosa para los que se dejan dominar por ella, pero no tengo ninguna duda de que es un cebo goloso para atrapar a un Pokémon. Y mucho más no puedo decir, todavía sigo estudiando.