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Política editorial

02/02/2015
 Actualizado a 14/09/2019
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Murió José Manuel de Lara Bosch unos díasdespués de que celebrara sus bodas de plata una de las joyas de la corona de su conglomerado empresarial, Antena 3, por la que habría preguntado el poderoso Rupert Murdoch a Aznar. Hijo del fundador del Grupo Planeta, Don Lara también se movió como un tiburón en los negocios de los ‘mass media’ hasta controlar la televisión más influyente de España y ser considerado entre las personas más poderosa en los mundos de la comunicación y la cultura hispanohablantes.

No hace todavía ocho años, murió el ‘alma máter’ del Grupo Prisa, Jesús de Polanco, que también dio el salto del papel a los medios de comunicación para mover los hilos del gigante mediático, conglomerado criado a los pechos del socialismo hasta ser tachado de monopolio y ver como una fianza de 200 millones de pesetas evitaba que Polanco durmiera en prisión por el caso Sogecable. Que en 2005 Zapatero no dudara en concederle la licencia para abrir Cuatro sin reparar en las iras del resto de cadenas no parece tampoco una gran conquistapara un magnate bien considera por Forbes.

Con 78 años, el año pasado abandonaba la dirección del Grupo Everest, José Antonio López Martínez, prácticamente coetáneo de los dos ilustres antes presentados, pero, a diferencia de ellos, pasó más tiempo en las ferias que en despachos institucionales. Son los trabajadores los que se reunen ahora con la Junta para que ponga dinero en una de las diez editoriales más importantes de España, que no tiene ningún poder mediático, más allá de los cuentos de Disney, lo que explica que las biografía del empresario leonés difiera de la del Marqués de El Pedroso y del hijo adoptivo de Cantabria. Sin embargo, ahora en principio sí va a hacer falta el ‘favor’ de la Junta, que sí apoya a los empresarios como se ha visto con Antibióticos o con Congelados El Mar, por citar un par de casos. Veremos ahora si también apoya a los editores.
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