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Política de soluciones

01/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Andan los políticos presumiendo de que este verano no se van de vacaciones tras la investidura fallida unos, y porque hay demasiado que hacer y acaban de llegar a autonomías y ayuntamientos los otros. Aquí en Castilla y León a pesar de ser 1 de agosto todo parece que comienza en vez de agonizar y apagar las luces hasta que la duración de los días nos empiece a confesar que se acerca septiembre. Son semanas frenéticas de nombramientos y tomas de posesión, de equipos que estrenan cuadernos. Buenas intenciones de inicio de legislatura tan duraderas como promesas del primer día de clase o propósitos de Año Nuevo.

Comienza la cruda realidad de la política que supone intentar transformar las propuestas en decisiones de gobierno. Pasar de las musas al teatro, que dirían sobre las tablas y que define bien a una política obsesionada por ser espectáculo. Compartimos políticos y periodistas ese vicio en la sociedad efímera y líquida de entretener por entretener. De esforzarse por mantener la tensión en lugar de empeñarse en ser realmente útiles a la sociedad. Convivimos además en un mismo terreno de juego contaminado de efectismo que asume por osmosis la generalización absurda, tan fácilmente manipulable como la verdad estadística.

Existe una nueva tendencia en la comunicación mundial llamada «periodismo de soluciones». Una mirada autocrítica al papel de la profesión en el debate diario de la actualidad. Lo define así uno de sus impulsores, David Bornstein: «No es suficiente con saber lo que está roto; la gente necesita saber cómo pueden solucionarse los problemas». No es una perogrullada para un periodismo (y una política) dedicado mayoritariamente a encontrar cosas rotas para revolcarse en su desgracia. La nueva política se ahogó en el diagnóstico. Ser constructivo no vende en los medios (de forma literal) igual que la empatía y la negociación son para los líderes síntomas de flaqueza. Es también un buen modelo la «política de soluciones». Aunque eleve a propuesta revolucionaria y regeneradora lo que simplemente debería ser un epíteto.
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