Polémicas de trending topic: El juego del calamar aterriza en el patio del colegio

En unas pocas semanas se nos pasará el sofoco, nos olvidaremos del dichoso Juego del calamar y de la polémica de moda, todo pasará, pero el problema seguirá ahí

Sofía Morán
24/10/2021
 Actualizado a 24/10/2021
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Agárrense que viene curva. Empiezo con el titular: «niños y niñas que reproducen juegos, canciones y escenas de esta serie en el patio del colegio». Docentes consternados, desconcierto general y gran revuelo. Esta es la última gran polémica que se ha hecho hueco en los televisivos debates matinales, en todos los espacios informativos y cómo no, en las redes sociales, que llevan días ardiendo con el tema.

Pero ojo, que la cosa no se queda ahí. Algunos colegios ya han emitido circulares para recordar a los padres que los niños de primaria no deben ver series para mayores de 16 años. Hay centros incluso que han vetado los disfraces de la serie para Halloween. Y para rematar la faena, la Consejera de Cultura de Madrid pedía hace unos días a las familias un poco de control sobre lo que los niños y jóvenes ven en la pantalla, alertando de que títulos como ‘El juego del calamar’, no están en ningún caso recomendados, por sus constantes escenas violentas. Idéntico mensaje lanzaba el viernes el Incibe. Ha faltado una comparecencia de Fernando Simón, o algo.

Para quien aún no sepa de lo que hablamos, ‘El juego del calamar’ es el último éxito mundial de Netflix, una serie coreana de 9 capítulos que ha batido todos los récords, donde se narra un juego de supervivencia con una millonaria recompensa. Los concursantes reclutados son todos deudores, abatidos por las circunstancias y lo suficientemente desesperados como para participar en la sanguinaria versión de juegos infantiles tradicionales coreanos (incluido el que le da nombre a la serie). Quien pierde, muere. Y todo para el divertimento de quien paga el torneo. Hay crítica social, pero sobre todo hay violencia, sadismo y todo es un poco gore.

Evidentemente no es una serie para niños, y resulta chocante que con 8 o 9 años hayan tenido algún tipo de contacto con ella.

Aun así, todavía no entiendo el alboroto de una polémica sacada de quicio.

Resulta que según el último estudio de Save the Children, los adolescentes españoles ven pornografía por primera vez a los 12 años, y 7 de cada 10 consumen contenidos sexuales de forma frecuente. Según Unicef, 1 de cada 3 usuarios de internet es menor de edad. A los 7 años empiezan a navegar por la red, y a los 11 acceden a su primer Smartphone. A partir de ahí, la espiral es infinita, y el acceso a contenidos inapropiados para su edad, también. Noticias, estudios y encuestas que están ahí y que pasan totalmente desapercibidos, nadie se rasga las vestiduras ni se lleva las manos a la cabeza. ¿O acaso han recibido circulares en los colegios de sus hijos, alertando de estos datos y lo que supone para ellos?

En unas pocas semanas se nos pasará el sofoco, nos olvidaremos del dichoso Juego del calamar y de la polémica de moda, todo pasará, pero el problema seguirá ahí.
Y es que tenemos tarea pendiente. Es evidente que los padres deberíamos estar informados, saber lo que es El juego del calamar y todo lo que vendrá. En serio, no es posible que nosotros no sepamos qué es y cómo funciona Instagram, si nuestro hijo de 11 años ya tiene un perfil registrado. Quizá, usar las medidas de control parental para ordenadores y plataformas, y ya que estamos, incluso ponerles límites, horarios y normas de uso. Pero entiendo que el asunto es complejo, porque a pesar de todo eso, a pesar del impermeable, existirán las fugas.

Yo fui niña de los 80, y no hubo control parental posible que me librara de que los cabrones de mis hermanos me enseñaran cómo Diana, la mala malísima de ‘V’, se comía un ratón, las pesadillas de Freddy Krueger, o las falsas palizas de Hulk Hogan los sábados por la mañana. Ahora, con mil posibilidades más, la cosa se complica.
Y es que la educación, va a ser nuestra única salida. Prueben a sentarse con su hijo, dedicarle tiempo, generar confianza, que aprendan a separar lo que ven en la pantalla, de la vida real.

Métanselo en la cabeza, las series no educan, y el porno tampoco. Al menos, si nosotros llegamos antes.

Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
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