Alfonso B&W

Pocos, pero no imbéciles

08/12/2022
 Actualizado a 08/12/2022
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Somos pocos, pero no imbéciles. A ver si le queda claro de una vez por todas a la patulea que cobra por defendernos más allá de las fronteras del terruño y que se dedica a cualquier otro menester menos a ese.

Porque ya está bien, señoras y señores socialistas, de utilizar como manual político la engañifa, de venderse como alternativa decorosa a los populares –para ellos tienen también– cuando son ustedes iguales o incluso peores.

Porque ellos empantanaron y recortaron los proyectos estatales de esta nuestra provincia en época de crisis, pero ustedes no han culminado ninguno pese a gestionar como si los euros manasen de una fuente. Porque ellos han tirado hacia el sur y hacia el este a la hora de promover el desarrollo económico de la comunidad, pero ustedes se han sumado a esa tendencia llevando a Valladolid el nodo estratégico del noroeste para el transporte de mercancías.

Así que no se pongan dignos, que ya no cuela, porque cuando el PSOE gobierna a León le va de puto culo, es decir, como casi siempre. Absténganse por tanto de eslóganes de pichiglás que nadie se cree y que incitan literalmente al vómito.

Vale ya de deleitarnos con notas de prensa e hilos kilométricos cada vez que se les escapa una ventosidad y de enmudecer cuando el presidente aviador les deja con las posaderas al aire llevando a la cuarta ciudad más poblada de la maltrecha piel de toro en la que vivimos un proyecto espacial que se proclamó como quintaesencia de la cohesión territorial y la lucha contra el reto demográfico.

Y cuando abren el pico, por supuesto, es solo para mentir. Porque la Junta tiene la culpa de muchísimas cosas, pero no de esto. Así que vayan a reírse de su tía Eulalia la de Albacete y dejen de una vez de tratarnos como si fuésemos igual de adalides de la estulticia que ustedes.

Y por cierto, los leonesistas que están más en el llanto que en el trabajo ya pueden espabilar e ir más allá de cambiar las placas de las calles o ser la muleta de los que les han antecedido en estas líneas.

Ante tanta inquina, quizá alguno de ustedes me preguntaría por qué no me presento yo. Y la respuesta es clara. No valdría y por eso no me presento. Otros muchos deberían hacer lo mismo.
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