Pocas luces en el Ayuntamiento de León

Mientras ustedes me leen comiéndose un trozo de roscón de Reyes y disfrutan de los magníficos regalos que sus majestades les han dejado en forma de par de calcetines nuevos, gayumbos de goma ancha o buenas bragas de algodón de Almacenes Antoñanzas, yo estaré disfrutando de participar de la misa y el posterior responso por los Reyes de León en la Basílica de San Isidoro, tras hacer unos minutos de vela en el Panteón Real, uno de los sitios más sugerentes de la capital leonesa, organizado como cada año por la Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, a la cual estoy orgulloso de pertenecer. Les invito, si aún están a tiempo, a acercarse a esta misa especial a las 12:30h y aprovechar la oportunidad para visitar la capilla de Santo Martino, dentro de la apropia colegiata, un lugar que seguro que muchos leoneses aún desconocen.

Tras el día de hoy, todo volverá poco a poco a la normalidad. Una vuelta a la normalidad en nuestra vida cotidiana, en la que damos por finalizado el alto el fuego en nuestras batallas particulares y en la que se vuelve a abrir la veda de nuevo al ‘hijoputismo’ que nos apasiona y hace sentirnos vivos y una vuelta a la normalidad en las calles de nuestra ciudad, cuyo rasgo más significativo será el apagón en las luces que decoran las calles y que alguno tiene como hito incontestable en la gestión del alcalde de León, José Antonio Diez.

Tras el apagón de las luces de Navidad, nos volveremos a dar cuenta de lo oscura y triste que está la ciudad, más aún con la prohibición autocrática y totalitaria del Gobierno de Sánchez para que los comerciantes apagasen las luces de sus escaparates a las 22h y que ya nadie sabe si esa norma decayó el noviembre pasado o sigue en vigor.

El caso es que León está más oscuro que el sobaco de un grillo. Desde que el Ayuntamiento instaló las nuevas luces led y por mucho que nos intenten convencer de que ahora somos súper eficientes energéticamente y respetuosos con el medio ambiente, la verdad es que es recomendable ir con vela y candil cuando te alejas unos metros de Ordoño II o la Calle Ancha y no sé si les pasará también a ustedes, pero al conducir de noche por la ciudad (a partir de las 18h por estas fechas), la falta de luz contrasta con la intensidad de los leds de los semáforos, no viendo un pijo y ya si encima le da que llueve, tienes que ir prácticamente rezando por no llevarte a alguien o a algo por delante.

El alcalde Diez anunció hace meses (obligado por la oposición) la apertura de una auditoría sobre la iluminación de las calles de León, con informes técnicos que afirman que la iluminación de la ciudad es un 40% menor a la reglamentaria, sin embargo, al parecer, los leoneses encima tendremos que abonar 1,7 millones de euros «a mayores» a la empresa responsable de la iluminación por los sobrecostes en los que ha incurrido.

A estas alturas veo ya incluso más preocupante la falta de luces en el gobierno municipal que por las calles de León.