Piqué

Doce mil leoneses han dado una lección de coraje a los españoles al abuchear a un jugador de la Selección nacional de fútbol y hacerlo, además, por partida doble: durante el partido contra Costa Rica y en el entrenamiento previo. Lo que no está claro es si los abucheos y los silbidos eran por sus manifestaciones durante la celebración del título de campeón de Europa de su club, por haberse manifestado a favor de la consulta a los catalanes sobre la independencia, por los silbidos al himno nacional durante un partido en el que participó (también otros jugadores) o por estar casado con Shakira. Sea por lo que haya sido, los leoneses han dado un ejemplo de dignidad y coraje a todos los españoles y encima por la televisión. Que se entere toda España de los cojones que tienen los leoneses.

Lo que a mí me ha sorprendido es que todos esos leoneses que tantos cojones tienen para abuchear en público (sea por la razón que haya sido) a un jugador de fútbol en pantalón corto permanezcan escondidos en sus casas o en el bar cuando llega el ministro de turno a cerrar las últimas minas abiertas, a engañarlos por enésima vez diciéndoles que el AVE va a llegar al final de la primavera, que luego será del verano y después del otoño, o a reírse de ellos a la cara prometiéndoles que van a solucionar la sangría de empleo que hace que sus hijos tengan que emigrar como sus padres hicieron antes. Tampoco uno los ve silbando a los consejeros autonómicos que se acercan de vez en cuando a León para decir lo bonita que es la provincia y que qué monumentos tan bellos tiene (eso sí, muchos de ellos en ruina por culpa de su inacción) ni a los alcaldes y concejales de su ciudad o su pueblo por preocuparse más de su futuro político que por el de sus vecinos generalmente. Se ve que el coraje se les acaba después de silbar durante un partido entero de fútbol a un jugador que por lo menos tiene el coraje de defender su tierra y manifestar en público lo que piensa sin importarle las consecuencias que ello le deparará.