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Pío que te pío

31/10/2021
 Actualizado a 31/10/2021
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La erupción del volcán Cumbre Vieja está trayendo consigo mucho drama económico y social en la isla de La Palma que no se sofocará solo con solidaridad. Lo que no ha traído es pérdida de vidas humanas, y que semejante demostración de fuerza de la naturaleza tenga ese resultado solo puede leerse en clave positiva.

Insistiendo en lo sumatorio del acontecimiento pero a otro nivel jerárquico, quizá sirva para que los peninsulares conozcamos un poco más nuestras Islas Canarias. Si nadie se atreve a hablar mal de ellas por algo será y no solo por la dulce temperatura. Porque la pancita de burro es melancólica y aventura misterios pero relaja mucho, y el agua del Atlántico a esa latitud no está tan fría. Porque se intuye una especie de dignidad extraordinaria en quien trabaja sin andar a la carrera, y de paso se evitan tropiezos de pollo sin cabeza o machango sin seso. Porque aquel tropical cuidado del cuerpo nos enseñó el camino, y la exhibición pública de esos cuerpos es una bendición sensorial.

El insular talento declamatorio para describir procesos técnicos (sea la mezcla de la pasta de albañilería o el ajuste de un sistema de inyección) nos hace confiar en su ejecución. Pero lo que todavía tiene difícil valoración y encaje y deja ojipláticos y y bocapérticos a muchos tierrafirmistas es la locuacidad desenfrenada de los habitantes de algunos populares barrios isleños. Aquella verborrea cuestiona las matemáticas clásicas. Desafía la ley de la proporción. Concretamente pone en cuestión la relación numérica intérprete/audiencia que se entendía equivalente a unidad/multitud desde el teatro clásico. Porque los días de asueto es fácil ver corrillos de lugareños ociosos de los cuales seis u ocho, pío que te pío, hablan, y uno escucha, seguramente afónico o peninsular.

Mi colega Patrón lo lleva practicando toda la vida, diserte sobre la singular floración de las piteras, los longorones y el calamar sahariano o el viejo chabolismo costero y resulta reconfortante observar esa determinación discursiva. Escucharlo es un aliciente mucho mayor para visitar las islas que traer tabaco barato para mis mayores, que además fuman todos un Nobel que allí no se comercializa, vaya por dios.

Ánimo a los habitantes de La Palma, y saludos para los de todas las Islas Canarias.
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