25/05/2023
 Actualizado a 27/05/2023
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Ya decía Quevedo que «nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir». Y tenía razón, pero también es triste percatarse de que casi nadie tiene nada que ofrecer en este tedioso peregrinaje hacia las urnas. Así que –pese a vivir en la cuna de la democracia– nuestras aspiraciones ante el 28-M se limitan al bostezo que generan las críticas sobre pintadas con más años que quien junta estas letras o sobre el cierre de una oficina de turismo perpetrado por quien ahora pide su reapertura al mismo tiempo que hace méritos para que cualquiera se atreva a fusionar la sátira de Quevedo con la fantasía de Collodi y a escribir: «Érase una mujer a una nariz pegada. Érase una nariz superlativa, como la de Pinocho».

Quizá por eso –por no ponerse colorado– haya evitado viajar a esta tierra el jefe supremo del PP, que tristemente tiene todo lo malo y nada de lo bueno del inane Mariano. Por no ponerse colorado y también porque ha dejado clara su ignorancia al situar en Valladolid la capital de Castilla y León, a cuyo presidente no le quedó más remedio que venir a un mitin exprés y huir despavorido al bar dejando atrás a su candidata.

Tampoco ha aparecido nuestro otro presidente, el aviador, que quiere que Valladolid sea un referente industrial europeo mientras los proyectos clave para el desarrollo de León duermen el sueño de los justos. Quizá por eso también tenía miedo a ponerse colorado o a pasear por la Era del Moro y tener que comprobar que no todos los suyos le reciben con la gorra de plato puesta y proclamando la payasada de que «cuando el PSOE gobierna, a León le va bien».

Ningún crédito tiene esta gente, porque hace muchos años que poco importamos más abajo de Valderas, pero los leoneses ya no comulgamos con ruedas de molino. Quizá por eso me da en la nariz –pese a tenerla achatada– que las urnas van a premiar a los que se saltan la cuerda del pastor por mucha corriente que dé o ponen la tierra por delante de la siglas, pero no a los que espolean el miedo hablando más de Sánchez y de Bildu o de Feijóo y de Vox que de los problemas que tenemos a la puerta de casa, que al fin y al cabo –no lo olviden– son los que buscan soluciones este domingo.
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