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Piensan que somos tontos

24/07/2020
 Actualizado a 24/07/2020
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La semana ha venido muy cargada de información, gestos y chorradas varias derivadas de lo que se ha venido a calificar como una de las cumbres europeas más importantes hasta la fecha y a solo media hora de ser la más larga de la historia.

El motivo de la cumbre es bien conocido por todos, establecer el importe y condiciones de los fondos destinados a la recuperación de los estragos económicos que está haciendo y seguirá haciendo el covid19 a los países miembros de la Unión Europea, con triste protagonismo de España e Italia, por el especial impacto del virus en ambos países y la debilidad económica fruto de multitud de políticas populistas de derroche.

Cabe destacar que al final, a pesar de las veces que desde el Gobierno nos han ‘vendido’ que su gestión del coronavirus ha sido maravillosa, uno de los argumentos utilizados por Pedro Sánchez en su petición de fondos a Europa, ha sido la especial incidencia del virus en España, de tal modo que somos los segundos mayores beneficiarios. En estos momentos es cuando pienso en Fernando Simón y sus «uno o dos casos» y me dan arcadas.

Al final, la cumbre a nuestros efectos y de manera muy resumida se traduce en que nos corresponden 140.000 millones de euros de los que unos 73.000 millones serán ayudas directas y el resto, préstamos a devolver. Es importante señalar que los países del norte de Europa también consiguen algo a cambio, entre otras cosas, un mecanismo de control o «freno de mano» a las ayudas que podrán accionar en el caso de que los países beneficiarios no afrontemos las reformas esperadas y una aportación de 50.000 millones menos al presupuesto de la Unión Europea. Esto significa que como si de un juego de trileros se tratase, nos ponen por un lado y nos quitan por el otro, ya que alguien tendrá que compensar esas aportaciones de menos.

Pero desde Moncloa, obsesionados con la política de gestos y de la narrativa, se esfuerzan cada día para que desde ningún medio se hable de lo que realmente es, «rescate», y mostrar a Sánchez como un gran estadista y negociador al que debemos la vida, coronando el esperpento con el recibimiento (y emisión) con aplausos y vítores al más puro estilo taurino, de los ministros al presidente del Gobierno. De vergüenza ajena, oigan.

Esa satisfacción y regocijo se la puede ir explicando el ministro Planas a los agricultores españoles, que verán como la PAC se reduce en un 10% entre otros recortes.

Muy felices se las promete el actual Gobierno con la bolsa de dinero que «ha traído» de Bruselas, sin parecer valorar que el dinero no llegará hasta 2021, que estará sujeto a renunciar a gran parte del programa electoral socialista y de todo el programa podemita y que tendrá que afrontar una troika remota que nos fiscalice desde el norte de Europa.

Una vez más, o los miembros del Gobierno son tontos o se piensan que los ciudadanos lo somos.
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