Piden que la aparición de la vespa velutina se considere un problema de salud pública

Los productores auguran un año en el que se multiplicará la aparición del avispón y lamentan no poder poner trampas para detectarlo, porque no han sido legalizadas

Mar Iglesias
17/02/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Trabajos nocturnos en la eliminación de uno de los focos de vespa velutina, en esta ocasión, en Burgos. | ICAL
Trabajos nocturnos en la eliminación de uno de los focos de vespa velutina, en esta ocasión, en Burgos. | ICAL
Los productores bercianos de miel auguran un año intenso en la aparición de nidos del avispón asiático. Es el segundo año en el que se detectan focos en la comarca y según explica Beatriz Figueroa, de Miel Camino de Santiago «si en un nido hay 200 reinas, al año siguiente puede haber 200 nidos». La peligrosidad de los mismos asegura que hace que declarar su aparición como un problema de salud pública por parte de la Junta de Castilla y León tenga sentido «porque eso permitiría legalizar el trampeo que ahora no es legal ni ilegal y también tener un protocolo de actuación». Actuar para la eliminación del foco, pero también, por parte de los particulares cuando se detecte «porque pueden meterse en un lío si intentan eliminarlo de una manera que no deban».

Por eso los productores quieren tomar medidas, incluso se plantean recoger firmas con el fin de que la administración autonómica autorice la caza de reinas en primavera y establezca esos protocolos «no deben esperar a que pase algo grave, porque en otras comunidades como Galicia ya ha habido muertos». Incidir en la prevención es fundamental para la seguridad de los agricultores, por ejemplo, puesto que al realizar sus desbroces se pueden encontrar con nidos «no hay más protocolos que los que nosotros tenemos y que hemos sacado de otras comunidades donde sí los hay».

Aunque el peligro para los colmenares también está latente, Figueroa asegura que hasta el momento no ha sido ese un gran problema «pero estamos en el segundo año de aparición del avispón, veremos lo que pasa dentro de cuatro», dice. El año pasado Miel Camino de Santiago, a través del ingeniero Borja Jiménez, eliminó dos nidos que los vecinos habían denunciado sin encontrar respuesta administrativa. Y es que, reconoce Figueroa que en la zona berciana Protección Civil no está preparada para la eliminación de los nidos y los bomberos, además de no poder llegar a todos, no siempre salen a los pueblos que no son del municipio de Ponferrada.Este año «no vamos a llegar a todo ni los Bomberos ni nosotros», teme Figueroa, por la previsión del aumento de casos que hay.

«Red de alertas»


Para mejorar en la detección temprana de los nidos y que no cobren tamaños demasiado impracticables, los productores han decidido remangarse y poner manos a la obra, solicitando la colaboración social para articular lo que han dado en llamar una «red de alertas del avispón asiático».

La idea es que haya «informadores»en todas las localidades que enciendan las alarmas cuando detecten un nido. En 2018 hubo focos en zonas muy dispersas y separadas entre sí, con lo cual «no se seguía ni la línea del río ni nada», explica Figueroa y solo las denuncias vecinales que los detectaban suponían el primer paso para su eliminación.

En Sobrado, Villafranca, Puente Domingo Flórez, Bembibre, Ponferrada, Toreno, Vega de Espinareda, Friera…aparecieron casos «y su repercusión depende de nuestra actuación», consideran las productoras. Urzapa y Aberapi están detrás de esta idea, que pretende establecer un trampeo primaveral para reconocer sus áreas de distribución para poder atrapar reinas entre marzo y junio. Ese método ha sido efectivo en Asia, por ejemplo.

Como el trampeo aún no está definido como legal, las productoras comenzarán con un ‘test de presencia de la vespa’ que pueda colocarse en cualquier zona particular. Apuntan que a estas avispas «les gusta la uva y la pera, las zonas pobladas, con piscinas y parques». Por su parte, las productoras ya han preparado el traje especial para la eliminación de nidos y los insecticidas. Apuntan que este año la eliminación «no puede ser gratuita» por el coste que tiene todo el material. Unos 350 euros puede costar la operación, que dura unas tres horas y que requiere potentes insecticidas.
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