Pero eso no lo leéreis

14/12/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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Hay varias maneras de afrontar la derrota. Para mi son dos fundamentalmente. Seguramente haya más, pero como Los Diez Mandamientos, se pueden resumir en dos. Tranquilamente, sabiendo que perder, como siempre digo, es lo normal en deporte o de forma histérica y catastrofista. Yo soy más de la primera, aunque a veces me invada la segunda. Ser tranquilo no significa ser acrítico. Que nadie confunda velocidad con tocino. Y puestos a ser críticos, es mejor, o preferible, ser ecuánime. Porque ya que vamos a criticar, para no ser ventajistas, habrá que decirlo todo y no sólo aquello que se amolde a nuestras tesis/filias/fobias. Nos vamos a hartar, al menos hasta el miércoles (gracias, Dios, por la Copa) a leer/oír palos al ‘Panadero’, a Melero, a Pavón, a Seoane incluso a Santamaría (seguramente estos últimos sólo serán míos todos). Mientras otros pasarán de rositas. No en mi turno.

Comencemos por el entrenador. Mientras comíamos en un tranquilo restaurante lucense, mis dos acompañantes y yo hablamos, básicamente, de fútbol. Todos coincidíamos en una cosa: nuestro once era el que saltó al césped del Anxo Carro, quizá con la salvedad de Pavón por Alan. Yo les comenté a mis compañeros de mesa y mantel que se pusieran como se pusieran iba a jugar Pavón. Ellos me miraron con cara de asustados mientras yo finiquitaba con tranquilidad mi primer plato. Sin inmutarme. Casi todos los entrenadores ponen a los ex. Es casi una norma no escrita del fútbol.

La diferencia ayer estuvo en los porteros. Mientras José Juan a sus 36 castañas salvó a los locales ante el acoso local posterior al gol, el navarro regaló el empate. No sé que pasa con Lugo y los porteros de la Deportiva, pero todos se coronan. Yo ya lo he dicho antes, sin portero no se va ningún sitio. Y nosotros no tenemos portero, en mi opinión.

Para mi una de las mayores decepciones en cuanto a los fichajes de esta temporada está siendo Seoane. Ayer su banda fue una autopista de seis carriles.Pero de algunos de los deméritos del gallego no sólo tiene culpa él. Si su extremo no le ayuda, si su mediocentro no le hace la cobertura y su central no llega a su espalda, no es culpa suya. Pero eso no lo leeréis. Aún así, el calificativo horrible se queda corto para definir su desempeño del sábado.
Vamos con los centrales. No llegan al nivel de Seoane, pero se acercan. Pavón, gol y petición de perdón aparte, todavía no tengo claro si era a la afición local o a nosotros por lo que iba a venir después, estuvo perdido, como casi todo el equipo. Llegaba tarde a la espalda de Seoane y a la suya propia, aunque bien es cierto que estaba con Pereira, que no es lento, pero Caballero también se la lió en el tercer gol, así que no solo fue por eso. Miquel no estuvo mucho mejor. Muy blando y a veces mal colocado. Tuvo la suerte de que Casado se comió a Iriome, porque sino su actuación podría haber sido incluso peor que la de Pavón. Pero eso, no lo leeréis. Basha estuvo a la altura en rendimiento de Seoane. O a la bajura, que no sé como calificarlo todavía. Pero eso no lo leeréis, porque claro, el malo es Melero, que mientras estuvo sobre el campo, el fútbol, poco o mucho, que desplegó la Deportiva, fue por él.

Acorán, agua. Y eso es lo mejor que se puede decir del canario ayer. Pero eso no lo leeréis. Y que vio la quinta amarilla, aunque eso no es bueno. Si lo miras bien ya te faltan sólo 10 para completar el 11 del miércoles, porque tiene toda la pinta de que Acorán va a jugar.

Y vamos a terminar con la delantera. El «ya sabemos cómo es Yuri» es uno de los mantras del deportivismo. Y no por mantra es menos cierto, todos sabemos cómo es, necesita un perro de presa para hacer lo que él no va a hacer y no seré yo el que vaya a nombrar al "enchufadísimo número 1 del entrenador", pero ayer se pone de manifiesto que su labor es imprescindible y carga a Díaz de razones para alinearle.

En el uno a uno de Lugo, nadie, salvo Casado, queda al margen del desastre. Pero eso no lo leeréis, porque los muñecos de pimpampúm ya están debidamente asignados.
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