Pero como me la maravillaría yo

Esto es lo que estarán pensando algunos de los responsables de elaborar las listas electorales para las próximas elecciones municipales en León, sobre todo si los que tienen que dar su aprobación son de fuera de nuestra región, que hasta para eso tenemos que estar sometidos al aparato autonómico sabiendo que aquí, todo lo que huele a la provincia vecina nos causa un rechazo imponente, aunque algunos (pocos) no lo quieran ver.

Lo cierto es que en todos los partidos cuecen habas, y en algunos (en este caso en el PP leonés) a calderadas. Cuando se elabora una lista ya deben de estar definidos tanto el cabeza de lista como el resto de miembros que componen la candidatura, con la aceptación de los mismos, mediante documento firmado a tal efecto.

No seré yo quien me entrometa en la gestión interna de los partidos sobre quien debe ir o no en las correspondientes listas ni en que orden, pero lo que nadie me puede prohibir es que, sobre lo que se hace notoriamente público, me pronuncie como crea conveniente.

En este caso la cosa más que con público, se ha hecho sin alevosía ni nocturnidad, y a la vista de todos los leoneses. La cosa se calentó después de tener Margarita la aprobación para encabezar la lista en León.

El desplante de los demás componentes a la hora de presentarla fue mayúsculo porque, como en la película que protagonizó Gary Cooper, se quedo ‘sola ante el peligro’, que, desde luego, en estos momentos hay mucho y malo.

Es de todos los que hemos estado alguna vez en política que los intereses que rondan son mayores que los que pueden otorgar los bancos por depósitos a plazo fijo en épocas de bonanza. Lo de que yo voy donde me ponga el partido es un decir hueco, salvo que por dejar paso a otros te prometan un puesto de los que no necesitas haber sido elegido pero que, aunque tengan menos notoriedad, reporta más de lo otro que, en definitiva es de lo que se trata.

Mientras tanto, pienso con poco riesgo a equivocarme, que el que se la estará maravillando de lo lindo es el actual alcalde, José Antonio Díez, observando con cierta tranquilidad desde su sillón de mando, cual si de Felipe II se tratara, como bajan las aguas bravas de la política mientras él está a cubierto, y con buenas perspectivas, viendo como se encrespan los ánimos ajenos, mirando por el retrovisor a la UPL (clave en estos comicios).

Ánimo, que ya queda menos.