Perdidos entre ríos

León es la provincia con más ríos para pescar de toda la península, algunos incluso con el mismo nombre, lo que hace difícil decidir entre ellos

Rodrigo Prado Núñez
21/06/2020
 Actualizado a 21/06/2020
Río Silván a su paso por Puebla de Lillo. | R.P.N.
Río Silván a su paso por Puebla de Lillo. | R.P.N.
León es la provincia que más ríos tiene de toda la Península Ibérica para la práctica de la pesca. Son más de 30 y están distribuidos en tres cuencas hidrográficas: la del Duero, que ocupa casi las tres cuartas partes de la superficie de la provincia, la del Miño-Sil, que recoge todas las aguas de la zona del Bierzo y la del Cantábrico que se limita a los ríos Sella y Cares, quebañan lo valles de Sajambre y Valdeón. El río Sil, el Orbigo, el Porma, el Esla y el Cea con todos sus afluentes conforman más de 3 mil kilómetros de aguas trucheras, y todos ellos, en medio de una naturaleza esplendida que convierte a nuestra provincia en un lugar ideal para los amantes de la pesca de la trucha. Así que, a veces, cuesta decidirse por uno u otro río, y hasta se puede dar el caso de encontrarte dos ríos con el mismo nombre.

La altitud del territorio, la pendiente del terreno y el clima son factores que determinan la calidad de nuestros ríos. Sus aguas torrentosas son la riqueza natural de estos ecosistemas fluviales y su gran biodiversidad es una de las características principales de nuestros ríos, teniendo a la trucha como principal protagonista. Son ríos de aguas frías, batidas y cristalinas, con una media superior a los 800 metros sobre el nivel del mar, lo que obliga a sus truchas a ser fuertes y bravas y esto se ha convertido en un desafío para ese pescador deportivo más exigente. La pesca de la trucha en nuestra provincia ha sido y es un referente para todo el territorio nacional, atrayendo a la mayoría de los aficionados de las comunidades vecinas y especialmente a los de la zona centro que quieren pescar en nuestros ríos. Pero hay que fomentar y poner más atención a nuestros ríos como un recurso turístico en el ámbito rural, al que se debe de potenciar y promocionar.

Los ríos leoneses son fríos, cristalinos y deben ser promocionados como un recurso turístico provincialLos ríos de la península Ibérica deben buena parte de sus nombres a sus denominaciones en árabe, latín o lenguas prerromanas, pero otros provienen de mitos o leyendas. Mientras que los ríos no cambian sus nombres, según la historia, si cambian los nombres propios de los lugares, las diferentes lenguas y las referencias históricas. Es por esto que entre tantos ríos te puedes despistar y confundir un río con otro. Cuando mi amigo Carlos me propuso pescar el río Silván mi pensamiento voló hacía los arroyos de Valcabado y Bazanas, que unen sus aguas para conformar el río Silván, que atraviesa la pedanía de Silván y tiene una longitud de 20 km. Antiguamente también era conocido por el nombre de Velear y es el principal afluente del río Cabrera.

Pero él tenía proyectado pescar el otro Silván, en la cuenca del Duero, el que nace en el Valle de Isoba y desemboca en el Porma. Aunque son dos ríos muy diferentes por su orografía y vegetación de ribera, son muy parecidos en cuanto a su dificultad para la pesca. Así que, después de elegir uno, nos trasladamos hasta Puebla de Lillo para compartir una jornada que hacía ya un tiempo teníamos pendiente. Este río Silván, como todos los de alta montaña, es estrecho y complicado. Hay que pescar a punta vara entre rocas y corrientes en un vertiginoso posar y volver a posar una mosca atractiva para unas truchas salvajes, pero que no son muy selectivas por su entorno que les condiciona muy mucho su alimentación. Es una pesca diferente, única. La pesca de alta montaña es distinta a la de los tramos medios y bajos, las truchas, aunque más pequeñas, presentan una librea y una bravura impresionante, se alertan con facilidad y no te queda otra que aplicar toda tu técnica de aproximación, pescar con hilos muy finos, ser cauto y caminar fuera del riachuelo para presentar el engaño con precisión.

Al paso por Puebla de Lillo nos encontramos con basura en el cauce del río, un viejo colchón y plásticos, que recogimos y depositamos en un contenedor cercano. También visitamos la Loma Fonfría que divide las cuencas de los ríos Silván e Isoba, y nos entretuvimos en buscar la planta carnívora Drosera rotundifolia, especie que prolifera por esta zona. El río, a pesar de su estrechez y abundante vegetación, nos gustó y la jornada de pesca se presentó entretenida, pescamos, disfrutamos de la naturaleza y al finalizar la tarde programamos la jornada siguiente, pero para pescar el otro río Silván, el de la cuenca del Miño-Sil.
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