Perales: "El derbi siempre ha sido más visceral en León"

El cántabro, que jugó seis años en el Ademar y se fue luego al Valladolid, vivirá este viernes como segundo técnico pucelano su primer derbi en ocho campañas

Jesús Coca Aguilera
19/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Óscar Perales, durante un partido con el Ademar en su etapa en León. | MAURICIO PEÑA
Óscar Perales, durante un partido con el Ademar en su etapa en León. | MAURICIO PEÑA
Óscar Perales fue una de esas ‘perlas’ que Manolo Cadenas descubrió y pulió hasta llevar a la élite del balonmano nacional. El cántabro llegó a León siendo un chaval y en el Abanca Ademar, donde se pasó seis temporadas, no sólo ganó una Copa y una Recopa sino que se convirtió en un jugador desequilibrante que llamaba a las puertas de la selección. Sin embargo, en uno de los trasvases Ademar-Valladolid más sonados y polémicos, en el verano de 2007 daba el salto a tierras pucelanas, donde jugaría hasta su retirada, mucho más temprana de lo que hubiera deseado y provocada por las graves lesiones que se cebaron con su rodilla.

Sin embargo, una vez olvidado ese y otros grandes ‘palos’ que le dio la vida, Óscar Perales vuelve a la primera línea del balonmano nacional. No sólo sigue al frente de la asociación Inclusport que busca utilizar el deporte como método de inclusión y se ha ido expandiendo tras reunir al principio a niños que sufrían TEA (trastorno del espectro autista), sino que en el BM Valladolid al que entró como coordinador de cantera es ahora también segundo entrenador del primer equipo.

«Cadenas fue mi padre deportivo. Es un reflejo en el que me miro, me hizo reír y llorar, pero me formó» En el banquillo volverá este viernes al Palacio para vivir un derbi, ocho años después del último que vivió sobre la pista y con el toque especial que le da tener enfrente a Manolo Cadenas, que fue para él «un padre en lo deportivo. Me ayudó a conseguir mi sueño, me hizo reír y llorar y es un reflejo en el que me miro. Durante seis años me formó como jugador y como persona, y todo lo que aprendí en esa etapa en León me ha ayudado a tirar hacia delante en lo que me ha venido en mi vida personal luego».

Él empezó a inculcarle la importancia de esos choques entre Ademar y Valladolid, aunque al principio le costara: «Lo reconozco, no entendía esa rivalidad que nos intentaban hacer ver Castresana, Juanín, Cadenas... siempre ha sido más visceral el derbi en León, aquí si quedabas cuarto en liga pues bueno, pero al Valladolid había que ganarle en la ida y en la vuelta. Para Pastor eran siempre dos puntos más frente a un rival directo».

Sin embargo, con el tiempo lo cogió y empezó a disfrutar más de un partido «que le hace falta al balonmano, porque provoca mucha más afición. Es bonito trasladar a la pista esa rivalidad sana y deportiva que hay entre las dos ciudades y equipos, y es una alegría que tras la desaparición del Valladolid volvamos a vivirlos todos».

«Castresana calentando el ambiente o una tangana tras empatar Joli son alguno de los primeros recuerdos que me vienen» ¿Los primeros recuerdos que le vienen a la mente de los que disputó como jugador? Son «deCastresana calentando el ambiente y de una semana en la que siempre había un plus, pero también de todo lo que movía con familiares y amigosde las dos ciudades». Aunque, a la hora de hablar de partidos concretos, «me acuerdo de dos serios correctivos, uno del Valladolid en León y otro al revés, y del último que jugué, que empató Guillaume Joli con el tiempo parado, se encaró con Ricardo Costa y se formó una tangana final tremenda. Que en realidad luego fuera de la pista nos llevábamos todos fenomenal, pero dentro de ella ese día no había amigos, que se lo digan sino a Castresana y todo lo que me atizaba».

«Disfruto al máximo, me veréis saltando en la banda. Ahora es un derbi más real, con más gente de aquí» Esta vez le tocará vivirlo desde un punto de vista distinto, «uno que vivo a tope, porque soy de los que creo que lo duro para un entrenador es durante la semana y yo en el partido disfruto, ya me veréis saltando por la banda», comentando eso sí entre risas que espera «que no me piten mucho, que al final ahora ya no juego».

Y es que será parte de un partido «quizá con menos millones de euros sobre la cancha que los que jugaba yo, pero que será un derbi más real, con más gente de León y de Valladolid sobre la pista», y en el que pese a las bajas del Ademar «no me lo imagino ni mucho menos descafeinado, será igualado y muy atractivo para el público».

Un partido diferente y que, aunque durante los últimos años parecía una quimera, tendrá a Óscar Perales como uno de esos protagonistas. Y eso, para el balonmano, siempre debe ser una buena noticia.
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