– ¿Cómo surgió la idea de poner el acento, además de en los libros y los autores, en los nuevos editores?
– Nuestro deseo fue el de dar visibilidad a las pequeñas editoriales que no suelen tener presencia en librerías y, en la mayoría de los casos, trabajan con un gusto exquisito, tanto en el contenido como en el continente de sus libros.
– ¿Cuáles son las características generales de las editoriales emergentes a nivel nacional y local?
– Son pequeños grandes locos que se meten en aventuras ilusionantes y que no tienen mayor vocación que la de contagiar y hacer partícipes a los demás de esas geniales locuras.

– Las casetas FEE, que albergan a muchas de estas pequeñas editoriales y a otras de las denominadas «independientes», pero con muy buenos catálogos, este año se pueden visitar desde el pasado jueves y hasta este sábado en Casa Botines.
– ¿Qué hay de nuevo en las tendencias literarias actuales que habéis visto a lo largo de las dos ediciones anteriores?
– Pues una manera distinta de contar las cosas, saliéndose, en muchos casos, de los cánones de la literatura tradicional, tanto en la calidad como en los géneros. Es una literatura más directa, más actual. Narraciones cortas de la vida cotidiana sin censura ni pudor.
– ¿Cómo ha sido la reacción del público y los participantes en las ediciones anteriores?
– El público ha sabido apreciar todas las propuestas que hemos desarrollado, han tenido una muy buena acogida y una gran participación en todas las ediciones que hemos organizado.
– ¿Cómo veis a los lectores del presente y del futuro?
– A los del presente los vemos con ganas de salirse de los tópicos tradicionales, pocos pero buenos lectores. A los del futuro nos los imaginamos leyendo bajo el agua, sobre la arena de un desierto o subidos en los árboles.