Pepe Tabernero: "No he tratado de dejar en la memoria de nadie un sello de marca"

El salmantino dice adiós a 32 años como responsable técnico de la oferta cultural de la Universidad de León, cuyo balance son más de seis mil actividades sustentadas en los tres pilares básicos de la programación: las artes escénicas, la música y el cine

Joaquín Revuelta
15/03/2022
 Actualizado a 15/03/2022
Pepe Tabernero sentado el pasado viernes en una de las butacas del rehabilitado Teatro El Albéitar. | SAÚL ARÉN
Pepe Tabernero sentado el pasado viernes en una de las butacas del rehabilitado Teatro El Albéitar. | SAÚL ARÉN
El salmantino José Luis Tabernero Curto se despide a finales de este mes de marzo como responsable técnico del Área de Actividades Culturales de la Universidad de León, cargo al que accedió en 1990 y en el que ha llegado a programar a lo largo de 32 años más de seis mil actividades entre conciertos de música, obras de teatro, espectáculos de danza y proyección de películas, en su mayoría estrenos.

Tabernero nos recibe en su despacho del Ateneo Cultural El Albéitar, su cuartel general durante este largo periodo en el que la Universidad de León se ha convertido en un referente cultural no solo regional sino nacional. Queremos saber cómo está viviendo estos últimos días como programador. «Lo estoy asimilando sin ningún acto volitivo, sin ningún esfuerzo personal, de una manera absolutamente natural. Sí que me da vértigo cuando me pongo a pensar un poco en todo el tiempo transcurrido, una vida profesional, una historia personal, una vivencia importante que me ha ocupado la mitad de lo que ha sido mi existencia y que ha ocupado más o menos el setenta por ciento de lo que ha sido mi vida activa. La verdad es que estoy solamente pensando en acabar y en dejar la casa en orden, que es lo importante para quien venga detrás dejar el terreno abonado en la medida que la persona que se incorpore no sufra muchos traumas, confusión o falta de información para seguir el trabajo, porque lo importante no es el que yo haya estado aquí sino que esto debe continuar como lo que es, un servicio público desde una institución como la Universidad que está contemplado como una oferta cultural complementaria para la formación universitaria y también para el resto de ciudadanos».

Un periodo de actividad tan largo como el desarrollado por Pepe Tabernero en un mismo ámbito tiene que necesariamente dejar una impronta y la pregunta gira precisamente sobre qué es lo que a su juicio ha aportado su gestión a la escena cultural leonesa desde una institución tan relevante para la vida de una comunidad como es la Universidad. «Yo no he tratado de perseguir la gloria ni dejar en la memoria de nadie un sello de marca. Hay que tener en cuenta que nosotros nos hemos adaptado mucho a las circunstancias. Nosotros de ex profeso prácticamente no hemos programado, sino que, teniendo en cuenta nuestra situación económica, nuestra situación de infraestructuras, se trataba de  qué podíamos hacer y qué producto interesante se podía ofertar. Sí que hay una línea de lo que puede ser música independiente, teatro independiente, cine independiente, un término que puede resultar maniqueo pero sí que nos sirve un poco para definir una propuesta alternativa a lo que es el resto de la oferta pública y privada de la ciudad». Pepe Tabernero cree que los primeros años de su gestión sí que había un acento más marcado con la contemporaneidad, aunque el término suene un tanto ambiguo. «Con el paso del tiempo hemos ido abriendo posibilidades a todo lo que nos resultaba interesante. Aquí aparece gente de muchos países  con propuestas muy diferentes. Hay una exhibición en las artes visuales, en las artes plásticas, en las artes escénicas de lo que es el arte joven, pero que aquí convive con gente veterana, con gente consagrada, con gente de otros países que llegan a nosotros a través de convenios y que están en los circuitos internacionales. La nuestra no es una línea muy definida, sino una línea muy abierta y alguien puede pensar que adolece de personalidad. Hay espacios culturales definidos por la personalidad de quien los programa, de quien los dirige. Para bien o para mal, no es este el caso. Aquí hay una palabra que utilizaba el catedrático José Martín Recuerda cuando yo trabajaba con él en la Universidad de Salamanca que era ‘apañado’. Yéndonos a lo cotidiano pienso que esto es algo tan simple como que la Universidad se plantea con una pequeña infraestructura que todas las semanas del curso lectivo haya música, cine y teatro. Y a partir de ahí todo lo que sea interesante vale. Nosotros no podemos ir a grandes montajes o a espectáculos de gran presupuesto, sino a otro tipo de propuestas que evidentemente tienen tanto o más interés que las propuestas de referencia colectiva. Yo estoy satisfecho en el sentido de que hemos logrado cosas importantes, que tienen su interés y que para un universitario o para cualquier persona con una cierta inquietud cultural les pueden servir», sostiene Tabernero.El programador cultural de la Universidad de León todavía cree, como afirmaba en una entrevista en la contraportada de La Crónica de León a finales de la década de los noventa, que el hecho cultural no se ha normalizado en este país. «Pienso que no hay un proyecto de lo que es la cultura a nivel estatal. Aquí tenemos los gobiernos autonómicos, los gobiernos municipales, los gobiernos provinciales y aquí cada uno hace lo que puede. Yo hablaba de normalización en ese sentido, de lo que podía ser una definición de la cultura a nivel estatal. Tampoco es una cosa que genere ningún planteamiento por parte de las diferentes instituciones. Nos llevamos muy bien y hablamos para proyectos concretos, pero no para una política global», argumenta Tabernero, al que pregunto si a lo largo de todos estos años de gestión ha gozado de total libertad o se ha sentido en cierto modo tutelado a la hora de optar por determinados contenidos. «Yo también soy un trabajador al que si la Universidad le dice que hay que montar un concierto porque existe un convenio con otra institución, tu trabajo ahí es organizarlo técnicamente. Pero tampoco ha habido muchos encargos institucionales. En el sentido de presión te diré que no he tenido ninguna. La verdad es que incluso yo mismo estoy sorprendido porque siempre ha parecido bien todo lo que yo he planteado. Nadie ha dicho vamos a ir por una determinada línea. Desde el principio sí que dejé más o menos claro que teniendo en cuenta las circunstancias de que estamos en la Universidad, de que esto tiene que ser muy abierto y que nos vale todo lo que tenga interés, no hemos hecho nunca hincapié en alguna cosa porque funcionara mejor o porque funcionara peor. En ese sentido la verdad es que he tenido bastante libertad dentro de lo que se puede hacer, que por otra parte pienso que es razonable teniendo en cuenta nuestras posibilidades.  Todos nuestros proyectos son muy domésticos, son proyectos muy básicos para lo que es un espacio como el que tenemos, de representaciones escénicas, de oferta teatral, musical y cinematográfica. Siempre hemos trabajado con una realidad y esa realidad nos permite hacer alrededor de 200 propuestas al año».  

La curiosidad me lleva a preguntar cuánto tiempo tardó en encontrar los tres pilares (teatro, cine y música) que sostienen desde hace muchos años la oferta cultural de la Universidad de León. «Desde el principio. Cuando vine aquí hace 32 años la idea ya era esa. Lo que ocurre es que este espacio (el Teatro El Albéitar) no existía, pero la oferta semanal de música, de teatro y de cine estaba desde el inicio y así hemos seguido», reconoce Tabernero, que recuerda como una de las primeras actividades que él organizó un ciclo de cine en 16 mm en la Facultad de Filosofía y Letras con títulos como ‘La soledad del corredor de fondo’ de Tony Richardson o ‘L’Atlante’ de Jean Vigo. También se hacían conciertos en la desaparecida sala La Tropicana. «En aquel momento había intención por parte de la Universidad de salir a espacios con una cierta cultura musical, como La Fundación, La Velvet y hasta hace doce años en la cafetería de la Universidad ubicada en el campus».

 Pepe Tabernero se muestra un tanto pesimista porque no cree que se pueda absorber todas las propuestas que están saliendo por ejemplo de arte joven. «Se ha perdido la cultura de participación. Hay ciudades en que la gente hace por ir a las cosas, pero en otras se está diluyendo», sostiene el salmantino, cuyo futuro más inmediato es seguir realizándose como individuo, pero esta vez como un espectador sin preocupaciones ni responsabilidades, viviendo a caballo entre León, Valladolid, Madrid y Salamanca.
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