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Pensionistas y estudiantes

06/03/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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Escribo desde el aprecio y respeto a estos dos colectivos a los que vivo particularmente unido. Al de los pensionistas por encontrarme en esa franja de edad que supera los sesenta y cinco años, aunque de momento no cobre pensión, y al de los estudiantes porque desde hace más de cuarenta años paso la vida en clase con ellos. Que los pensionistas tienen el enorme mérito de haber hecho tanto por España nadie lo duda. Los pensionistas de hoy han formado parte de generaciones ejemplares y todo reconocimiento y gratitud siempre se quedarán pequeños. Aunque se supone que ya no tienen los gastos de las familias jóvenes, que ya no pagan hipotecas ni tienen niños pequeños, muchos han tenido o tienen que soportar los gastos de sus hijos mayores y de sus nietos, afectados por la crisis.

En cuanto a los estudiantes hemos de reconocer que es otro mundo totalmente distinto, no porque ellos sean mejores o peores, sino porque les ha tocado vivir en unas circunstancias muy diferentes a las nuestras, no necesariamente para mejor, aunque estén equipados con muchas tecnologías que otros ni siquiera imaginábamos que llegarían a existir. Tienen el problema de que no siempre saben sustraerse a las influencias negativas, que a veces no escuchan ni se fían de la experiencia, y que pueden ser muy manipulables.

Y aquí queríamos llegar: al tema de la manipulación. Porque tenemos la impresión de que unos y otros pueden ser víctimas de la demagogia y la manipulación. El jueves habrá huelga de estudiantes. Antes se decía eso de ‘Tres jueves hay en el año…’. Ahora son dos cada año en los que el sindicato de estudiantes busca algún pretexto para organizar una huelga. Evidentemente el éxito está asegurado, aunque las más de las veces no sepan de qué se trata.

Con los pensionistas puede ocurrir otro tanto. Con muy buen criterio se formalizó hace años el llamado Pacto de Toledo, para sacar el tema de las pensiones de la confrontación electoral; pero parece ser que algunos lo han roto y, lo que es peor, quieren ganar votos mintiendo y prometiendo con demagogia lo que no siempre es posible. Hacen lo que aquel hermano de una monja que al salir del restaurante dijo que pagaba su cuñado. La monja estaba casada con Dios. Así paga cualquiera, también las pensiones. El tema es muy serio y la gran preocupación no es que suban o no, ni siquiera que bajen, sino que se mantengan. La gran pregunta debería ser: ¿Cómo serán las pensiones de jubilación de estos jóvenes que hoy tenemos en nuestras clases?
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