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Pensionistas del motor

03/10/2020
 Actualizado a 03/10/2020
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No soy aficionado a la automoción. Me considero un auténtico ignorante en el mundo del motor. Saqué el carné de conducir hace ya unos cuantos años, porque de aquella te insistían en eso de que sin licencia para conducir no te contrataría nadie en un futuro.

No tengo ningún reparo en confesarles que el teórico lo saqué a la primera y el práctico a la cuarta, o quinta. La experiencia fue tan jodida que mi mente lo ha escondido en algún rincón de mi cerebro y aún hoy, dudo de si fueron cuatro o cinco.

Aquella experiencia me generó tal grado de estrés que llegué a pensar que no había un oficio más cabrón que ser examinador de tráfico. Benjamín, el de la autoescuela, también puso lo suyo pintando el coche de amarillo, y ya se sabe que este color sólo es válido para el forro del capote y porque en la arena siempre tiene que haber emoción.

No entiendo de coches nada de nada y durante mucho tiempo evité el tener uno en propiedad, hasta que no tuve más remedio. Compré mi primer auto y cuando me llamó el vendedor para decirme que ya estaba mi Golf en el concesionario, le dije aquello de que: «ya si eso un día de estos…», y allí estuvo cerca de un mes, con la lona, matriculado y con el seguro pagado.

Se lo vendí hace dos años a mi prima y a Thomas Coppens con más de 7 años y cerca de 60.000 kms. Hagan la cuenta y comprobarán que son las vacaciones y cuatro domingos a Gijón.

Daría lo que fuera porque hubiese un tren por la ruta de la plata, lo intenté en la diligencia que va hasta Salamanca, pero ni el Pony Express.

En Salamanca, la fiscalía ha tenido la idea de que los conductores mayores de 70 años lleven un distintivo con una ‘M’ en el coche al igual que los noveles que llevan la ‘L’.

Es decir, que mi padre cuando vaya a pescar, mi tío Maxi cuando vaya a ver al cuñado a Vegas del Condado (hace noche en Puente Villarente), o que Pipo cuando vaya al Aero a nadar unos largos, deben lucir una M en su auto, para que el resto de conductores nos sensibilicemos y tengamos paciencia con los pobres abueletes que pilotan por las distintas carreteras.

«El objetivo es que el resto de los conductores tengan una conducción sin atosigar sabiendo que la persona que va delante tiene más de 70 años como ocurre con los noveles». No sé si les pasó a ustedes, pero las dos veces que saqué el Ford Fiesta de mi padre con la ‘L’ la gente se venía arriba y se ensañaba con insultos varios acompañados con el claxon, así que imagínense con un abuelo que viene de recoger a los nietos del colegio y que entra en una rotonda…
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