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Pensiones en la encrucijada

16/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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La finalidad del Sistema de Pensiones es asegurar los ingresos durante la vejez y sustituir la pérdida de renta tras la finalización de la actividad laboral mediante el aplazamiento del consumo, que podría realizarse con esa renta desde la etapa laboral a la de retiro.

Partiendo de esta premisa, estamos ansiosos de que los contendientes en esta próxima batalla electoral, nos muestren a través de sus programas electorales,cuáles vana ser sus propuestas en materia de pensiones a corto y medio plazo. Con un déficit de 3.000 millones de euros y con el fondo de reserva de la Seguridad Social (Caja de las Pensiones) mermado por los desquites de diferentes Gobiernos; de 65.000 millones de euros en 2011 hemos pasado a 8.095 millones en el 2017, se tendrán que tomar medidas de reducción de gasto, que no serán nada populares y queno incluirán en sus propuestas electorales por razones obvias. Algún candidato ya se ha aventurado a señalar en alguna entrevista televisiva, que no aplicará recortes puesto que va a incentivar la inversión en nuestro país; pero corríjanme si me equivoco, este tipo de efectos sobre la economía se realizan a medio o largo plazo, por lo que llegaran después de unos recortes que ya desde Bruselas nos están apuntando.

En principio, las pensiones se crearon como sistema para aliviar la pobreza mediante prestaciones a tanto alzado (flat-rate), es decir, una cuantía de importe determinado para personas en situación de pobreza con unos recursos reducidos. Esto era propio de los sistemas políticos liberales; posteriormente algunos países establecieron una pensión universal financiada con impuestos generales, o a partir de cotizaciones de los salarios, pero su cuantía era poco generosa, motivo por el que surgieron los sistemas privados de pensiones, para complementar estas cuantías y asegurar una pensión que cubriese los años restantes de la vida de una persona desde que dejase su puesto de trabajo. Hay que señalar que actualmente se calcula que las mujeres vivan una media de 19,9 años más de vida, mientras que los hombres lo harían durante 16,4 años más; y se calcula que para el año 2050 los años de vida después de la jubilación llegarán a 23,5 para las mujeres y 19,5 para los hombres (datos de la OCDE).

En España, siempre se ha tenido la idea de que las pensiones serían cubiertas entre distintas generaciones y que este sistema era sostenible. La realidad actual, nos presenta un escenario en el que se suman factores que producen desviaciones en el sistema de pensiones que lo hacen insostenible. El envejecimiento de la población y la reducción de los nacimientos a un nivel inferior de 2,5 hijos por madre, hace que el sistema de mantenimiento de de pensiones entre generaciones se derribe a un ritmo acelerado, provocando que se tengan que financiar dichas pensiones con impuestos y prestamos, que aumentan el déficit público (nuestra deuda como país) exorbitantemente, llevándonos a pasos forzados al precipicio.

Las medidas que se han tomado hasta ahora han sido paramétricas, es decir, se han realizado cambios sin afectar al sistema en su conjunto. Entre ellas: alargar la edad de jubilación hasta los 67 años, y ampliar la base reguladora para el cálculo de la pensión de 15 a 25 años incrementando además el periodo de cotización de 35 a 37 años para lograr la pensión completa.

En un mercado laboral existente en nuestro país, y basándonos en los datos anteriormente reflejados, pueden ustedes imaginar el escenario que se presenta para los trabajadores, trabajadores activos en un mercado de trabajo volátil, con cambios constantes de empresa, contratos cortos, definidos y precarios, poco regulado y con escaso control estatal. Es bien sabido, que actualmente muchas familias complementan sus salarios con las pensiones de sus padres, haciendo de estos una autentica red asistencial. La pregunta es fácil de contestar, y sí, todos nos la hemos hecho aún sin que fuese formulada por escrito. Esta es: ¿Qué sucederá cuando esa generación de padres, que cubre las necesidades de muchos de sus hijos y familias, no estén?

Actualmente los expertos recomiendan basar los planes de pensiones en tres pilares fundamentales:

Un primer pilar basado integrado por las pensiones públicas, financiado con impuestos generales, que proporcionan una pensión mínima; un segundo pilar integrado por los planes de pensiones profesionales de carácter obligatorio, que se financiará con el ahorro de los partícipes (empresarios y trabajadores) que debería gestionarse por la industria de servicios financieros, por supuesto bajo el control del Estado y con bajo riesgo financiero; y un tercer pilar y no menos importante, las pensiones de carácter voluntario, apoyados en planes de ahorro personales, con asistencia del Estado para los casos de baja capacidad de ahorro, con ayudas fiscales y asistencia técnica. Esta asistencia técnica sería extrapolable al resto de los casos a fin de que los ahorradores estén perfectamente informados y asesorados, para que sean menos vulnerables en caso de una crisis económica o temporal económico negativo, que provoque, como en la anterior crisis, una pérdida en la revalorización de los planes de ahorro de pensiones de hasta un 20% en algunos casos.

Pero para llegar a esta situación descrita de tres pilares en pensiones, harán falta recursos económicos suficientes, para que los trabajadores actuales no tengan que hacerse cargo de pagos sobre los dos costes diferenciados:

El primero para seguir pagando las pensiones manteniendo el sistema de pensiones actual, y un segundo pago para empezar a realizar los ingresos necesarios ante un nuevo modelo enfocado a este sistema de tres pilares; estos sobrecostes han de ser tenidos en cuenta por los futuros Gobiernos, y no sería mala ocasión para recordar a las entidades financieras rescatadas en la crisis (ya que algunas están en saldo positivo de beneficios), la posible devolución de las cuantías económicas cedidas por todos los ciudadanos para su rescate, unos 60.000 millones de euros que revertirían nuevamente en la caja de pensiones.

La era del Estado de bienestar ha tocado a su fin; el Estado Regulador ha llegado. Nos guste más o menos, debemos, desde nuestra libertad personal, plantearnos cuál va a ser nuestro plan para sobrevivir una vez llegue nuestra jubilación; aquel que pueda hacerlo vista las dificultades a las que nos enfrentamos. Mucha suerte.

No podemos terminar sin nuestra frase del día:

«Las promesas que hicieron ayer los políticos son los impuestos de hoy»
(William L. Mackenzie King)

Pedro Villanueva es politólogo
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