Pensando y bailando

29/01/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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Nos machacan una y otra vez, tantas veces que se hace realidad aquello de que una mentira mil veces repetida pasa a ser una verdad, con aquello de que «tenemos lo que merecemos». Y lo damos por bueno.

Cuando lo aceptamos pasamos a ser los cómplices de la mentira. Y de la injusticia, porque no es verdad, ni mucho menos.

Cuando ya crees que tenemos lo que merecemos es que no has estado en la gala de baile solidaria con Amidown. No pensamos en esos bailarines que, una vez más, han sido generosos; en los niños de amidown queataron el nudo de la emoción en la garganta de las gentes que miraban desde sus asientos. No reflexionamos sobre la gente extraordinaria que colabora cada día en esta asociación y otras muchas similares, en ONGs que ni siquiera conocemos y un día descubrimos que han ido a pagarle la escuela a niños abandonados en África...

¿Qué han hecho para no merecer la mejor de las suertes y cuidados?

Cuando crees que tenemos lo que merecemos es que no has pensado que como esa brigada de Hunosa hemos tenido muchas en esta tierra, tan generosas y entregadas como ella y las han borrado; o que un día Chuchi el de La Ercina entró al corazón de la mina para ver si encontraba con vida a un amigo y dejó allí su vida.

¿Qué han hecho para no merecer la mejor de las suertes y cuidados?

Cuando hablan de donantes de lo que sea estamos «entre los encabezaos» como dicen en Laciana. En la tele está ahora mismo una leonesa de 104 años que dice que el secreto para seguir trabajando es trabajar mucho y criar siete hijos. Podría seguir

¿Qué hemos hecho para merecer la mentira?
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