18/09/2015
 Actualizado a 15/09/2019
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Me pongo en la piel de un giri que llega a San Marcos, deja la maleta, se da una ducha y sale a conocer este pueblo. Si va hacía el Musac, lo primero que verá, y le dejará anonadado, es una escultura de corte realista, grande y fea.

– ¡Coño!, –exclama–, si estos de aquí lucharon contra los ‘japos’ en Iwo Jima...

Si tiene cierta cultura cinematográfica, se acordará de la película de Clint Eastwood sobre el asunto y seguirá su camino un punto acojonado. «Estoy en una tierra de ‘marines’, de hombres resueltos y valerosos, luchadores por la libertad».

Pues no, mi buen amigo, no. Lo que acabas de ver, lo que te ha perturbado, es una escultura que intenta homenajear a los Pendones leoneses. ¿Qué que es un pendón? A parte de una señora, o un señor, un punto casquivana en lo de la ingle, eran la bandera que tenía cada uno de los pueblos de la provincia. Una seña, un guión al que seguían en la batalla o en el homenaje al patrón del pueblo.

Para explicárselo bien al señor giri, había pendones y pendonetas, mucho más pequeñas, más sobrias. En algunos casos se usaban en los entierros; iban delante de las andas y su color era negro.

En lo del tamaño, como siempre en esta tierra, se trataba de tenerla más grande que la del vecino. Mientras más grande, mejor, aunque dejase uno los riñones a la hora de llevarlo. Durante muchos años, los pendones se perdieron en las sacristías o en las Casa del Pueblo. La carcoma se comió la madera y a las telas las polillas. Se dejaron de pasear en las fiestas, vaya uno a saber el porqué. Solamente en la zona de Astorga, con las rogativas a la Virgen de Castrotierra y en la Omaña, se conservaron. No fue hasta que el ayuntamiento de la capital empezó a pagar mil durillos a cada pendón que se pasease por San Froilán, que se recuperaron. No en todos los lugares desaparecieron. En mi pueblo se salvó porque cada martes antes de la Ascensión iba hasta la ermita de las Villasfrías y hacía, o le hacía, la venia el de Villanueva. Ahora estamos viviendo su época de oro. Se hizo una asociación de pendones leoneses y se van de tourne, como las artistas de variedades, a Gijón, a Madrid o a Sevilla. Uno cree que está bien pero no lo entiende. Hay cosas que no pueden estar regladas. Las manifestaciones populares no pueden ser institucionalizadas. Surgen porque si, porque es así y basta. No entiendo porque el pendón de mi pueblo no puede ir de excursión a Sevilla si no pertenece a la dichosa asociación.

En fin... El único que habrá sacado tajada de este asunto habrá sido el escultor. No quiero ni pensar en la pasta que le habrá dado el concejal de turno por ese bodrio. Y sin responsabilidades, sin rendición de cuentas... Es un artista y ya está. Bien gastado el dinerito. Así nos va.

Salud y anarquía.
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