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Peatonalizar o no peatonalizar. Esa es la cuestión

18/05/2018
 Actualizado a 15/09/2019
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Por suerte o por desgracia, el progreso, en el sentido más amplio de la palabra, lleva aparejadas consecuencias estupendas… con sus partes no tan estupendas.

Y así, por ejemplo, las ciudades han pasado de ser el lugar donde viven las personas al lugar donde circulan los coches. O algo así.

En cuanto nuestros antepasados muy antepasados, cromañones y demás, tuvieron sólo un poco, pero poco, sentido de su ser, empezaron a juntarse e, inmediatamente, a buscar refugio, primero en cuevas, luego en primarios poblados, y, así sucesivamente, hasta nuestros días.

Y las ciudades fueron la consecuencia de esa necesidad de la humanidad de juntarse para defenderse, comunicarse, comerciar y arrejuntarse para dejar descendencia y pervivir.

Y cuando no había coches, si acaso algún que otro animal que ayudaba a la carga y el transporte, la ciudad, las calles, eran el lugar de contacto para todo el quehacer diario.

Pero, amigos, llegó el coche y todo cambió.

Para empezar, los núcleos de todo tipo ya existentes, hoy cascos antiguos, se convirtieron en un lugar imposible para la convivencia con los automóviles: las calles eran estrechas, desordenadas y muchas veces tortuosas. Y eso no se podía arreglar, ni se puede.

Pero la cosa tampoco es que pintara o pintase mejor para las ciudades no tan antiguas: cada vez hay más coches y las calles son las mismas. Es más, por muy anchas que aquellas fueran o fuesen, hoy son insuficientes. Siempre recordaré la calle Alcázar de Toledo, en tiempos no tan lejanos, con aquél adoquinado liso y maravilloso, sobre todo para patinar. Mira que hacíamos carreras y filigranas. Porque, claro, pasaba un coche cada… no sé, pero tengo la sensación de que era cada hora.

Quién lo ha visto y quién lo ve.

Y esa era la esencia de las ciudades, de los pueblos, de las villas: ser el envase en el que los ciudadanos hacen su vida, con la privacidad en su vivienda y el contacto en las calles, que eran por supuesto, peatonales, incluso hasta hace bien poco.

Así que, cuando se menciona la palabra peatonalizar, lo primero que me viene a la cabeza es la palabra nostalgia. Y lo segundo la recuperación del libre caminar por doquier.

¿Qué si quiero que se peatonalice? Pues claro, ese es el estado natural de la ciudad.

Pero, claro, no es tan fácil.

Ha dado ahora una especie de fiebre mundial, y especialmente nacional, por recuperar el uso para los peatones, muchas veces sin más, como si fuera tan fácil. Y no lo es, porque, queramos o no, el coche está ahí. Y no sólo está ahí, sino que cada vez, y por bastante tiempo, estará más.

Y no solamente eso; es que, por sistema, se quiere peatonalizar, siempre, y no me extraña, la parte más céntrica de la ciudad. Más difícil todavía. Como en el circo. Doble salto mortal, hacia atrás y sin red.

Hace unos días se ha celebrado un pleno en el Ayuntamiento sobre la calle Ordoño II. Es una pena, porque me pilló fuera de la ciudad y no pude asistir. Y mira que tenía interés. He leído las reseñas, pero no he sacado demasiado en conclusión, salvo que sigue el proceso actual de remodelación, eliminando el adoquinado para sustituirlo por asfalto, además de una reordenación del tráfico. Y se habló, cómo no, de la peatonalización completa.

Y ya me gustaría eso, y aún más a los propietarios de los comercios, que si se miran en la calle ancha, se les tiene que caer la baba.

Pero miren ustedes, el coche sigue ahí, omnipresente, infiltrado en nuestras vidas como el mejor de los virus y no se puede acometer la peatonalización de Ordoño sin tener un estudio previo de tráfico, estudio que no hay. O, al menos, no lo hay con la profundidad que la operación necesita. Ni de lejos.

Ya he escrito varias veces que esta ciudad no tiene una trama viaria que permita un reordenamiento fácil. Vista desde el aire, o en un plano de todo el término municipal, que es más fácil, se aprecia enseguida que es una agrupación de zonas o sectores, con calles más o menos perpendiculares, que no tienen continuidad entre ellos. No hay una trama general ordenada, ni unos ejes claros de circulación.

Podría considerarse un norte-sur tomando como eje los paseos de la Condesa y Facultad de Veterinaria, pero es un eje incompleto al estar limitado por el río en toda su longitud. Si hubiera estado por el medio de la ciudad, ya sería otra cosa.

En cuanto al eje este-oeste, Ordoño es la mejor solución, aunque incompleta, ya que choca con toda la peatonalización del casco viejo, aunque viene complementada por Lancia, aunque tampoco es una arteria de gran recorrido.

Lo demás, el resto de la trama urbana, es un auténtico galimatías.

Por desgracia esto no es Barcelona, donde si quieres cortar dos o tres calles en uno u otro sentido, enseguida están todas las paralelas que las sustituyen. Claro que Barcelona es un ejemplo incopiable.

Así que, si queremos Ordoño peatonal, y creo que si se pregunta al personal dirá que sí, que ahora mismo ( y no digamos a los comerciantes), y yo con ellos. Pero… no se lo pregunten a los que tienen que usar el coche a diario, que no estarán tan contentos.

Y para eso, no queda más remedio que empezar por hacer un estudio en profundidad del tráfico actual, las calles que tenemos, las direcciones, los aforos, las cargas en horas punta, el transporte público, todo aquello, en fin , que se estudia y evalúa para saber qué tenemos encima. Y, después, empezar a estudiar alternativas.

Y nada de eso está hecho, y sin eso, todo lo demás será voluntarismo con mal futuro.

Alguien dirá: bueno, ahora está cortado y no pasa nada. Sí que pasa, aparte de que no es lo mismo unos días, o meses, de alterar la circulación, que una solución definitiva. Ni de lejos.

Sin contar que eso del automóvil, hoy por hoy, va a más, lo que complica por añadidura la solución cara al futuro.

Desde luego, como usuario, y antes lo dije, ya me gustaría a mí pasear por Ordoño, de lado a lado, ver tiendas, vivir la calle con tranquilidad. Bueno, seguro que no tanta tranquilidad, pues ya aparecerán las bicicleta, patines, triciclos y demás inventos maléficos que se dedican a hacer carreras de obstáculos con los peatones.

Por cierto ¿Cuándo se va a poner en vigor la ordenanza de circulación de bicicletas y todos los demás novedosos vehículos? Porque siguen campando por aceras, pasos de peatones y espacios peatonales, como si fueran los dueños del tiempo y el espacio con licencia para matar.

Así que, peatonalicemos, pero no a tontas y locas porque sea la moda, conformémonos con el hoy por hoy nuevo asfaltado y la zona 30, y veamos qué pasa.

Y, mientras tanto, hágase de una vez ese estudio previo.
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