Patriotismo

21/02/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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La nueva Jerusalén se llama España, un lugar caótico donde los políticos representan esa mayoría que nadie quiere. Los nuevos templarios que vienen a salvarnos de las hordas y la barbarie con el único fin de llenar sus arcas. Esta es la estampa diaria que vivimos desde hace algunos años, una imagen que trasciende nuestras fronteras pero ya todo nos da igual, ¿cierto? Esta España de derechas y de izquierdas, adoradores de una u otra bandera, ideas que en principio parecen contrarias, pero si las analizamos bien la base es la misma. La confrontación es un valor en alza, genera rédito político, controversia y tantos desazones más. Miren ustedes, Cataluña debe a España más de 60.000 millones de euros y donde entierren a Franco sinceramente nos da igual. Si nos ponemos a contar verdades no se salvan ni los Austrias, ni los celtas, ni los íberos. Aquí tuvimos el Al-Andalus, los judíos Sefardíes y muchas otras tantas culturas de las que ahora nos beneficiamos gracias al legado que dejaron, entre otras cosas nuestra gastronomía y que vamos vendiendo por el mundo para que lleguen turistas a dejar su preciado dinero, de sus borracheras viven muchas familias, pero son las mismas que tenemos nosotros cuando visitamos sus países, o a ver si se han pensado que somos los más cívicos del mundo mundial. Que todo esto me provoca risa, miedo, rabia y frustración. La izquierda no es tan buena, ni la derecha tan mala y viceversa. Al igual que los templarios, ahora con la democracia por bandera vamos a salvar a los unos de los otros. ¡Váyanse! Y ya que se fijan tanto en las políticas de otros países, aprendan algo al respecto y aplíquense los mismos sueldos, no vayan en coches oficiales y quiten consejeros, asesores y demás chupa sangres de esta economía que sustentamos todos. Por si ustedes no lo saben la Unión Europea ya ha amonestado a nuestro queridísimo país unas cuantas veces por incumplir leyes y mandatos, pero a nosotros nos exigen y para más inri tenemos la desfachatez de ir a sus tribunales a ver si nos solucionan parte de nuestras ‘merdés’. Vivimos al revés, al son de los que no quieren construir y si destruir. La patria de la deshonra que permite desigualdades, que beneficia a la banca privada, que quita viviendas y que luego proclama la Constitución como única Biblia a adorar, ¿dónde está el no robarás, no darás falso testimonio, ni mentirás, ni codiciarás bienes ajenos? Déjense de historias, patriotismo si, pero no a costa a todo y mucho menos del vano perjuicio.
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