24/04/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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Los niños de hoy, expertos en el manejo del teléfono móvil y de los videojuegos, difícilmente podrán imaginar cómo otros niños podíamos vivir y ser felices sin todos estos inventos, ni siquiera con televisión. Y, sobre todo durante el verano, trabajábamos en el campo, como los adultos, de sol a sol. Además, íbamos de pastores. Era duro, pero mereció la pena, porque eso también forma, tanto como los libros, pues ayuda a entender mejor muchas cosas de la vida.

La experiencia de ser pastor, de tratar con animales y cuidarlos, sirve para entender mejor a las personas, las cuales también tenemos nuestra correspondiente parte animal. El ganado, si no hay un pastor que lo vigile, fácilmente se dispersa y descarría. Tiende con facilidad a hacer lo malo, si nadie se lo impide. Prefiere comer en el prado del vecino que en el propio…

Me ha inspirado estás líneas la reciente celebración de la fiesta del Buen Pastor, que siempre tiene lugar el cuarto domingo de Pascua. Pues bien, si consideramos nuestra sociedad como un rebaño, y no porque con cierta frecuencia nos comportemos con instinto gregario, deberemos admitir que necesitamos pastores que nos guíen. Podemos decir sin temor a equivocarnos que nuestros padres son nuestros primeros pastores, después los maestros, y hasta los que nos gobiernan, sin olvidar a los pastores de la Iglesia. Ciertamente cuando fallan los pastores las consecuencias negativas para el rebaño son inevitables. De hecho creo que se nota bastante la crisis de pastores, que es ante todo crisis de autoridad en el sentido primigenio y etimológico de la palabra, es decir, prestigio, relacionado con el verbo ‘augeo’, supino ‘auctum’ (de ahí ‘auctoritas’), que significa aumentar y ayudar a crecer.

Dado que en nuestra sociedad occidental el tiempo se cuenta por los años que hace que nació Jesucristo y que se celebra por todo lo alto su nacimiento, la navidad, y su muerte y resurrección, o sea la Semana Santa, no parece demasiado atrevimiento invitar al personal a tomar un poco en serio las enseñanzas de nuestro protagonista, y a dejarse guiar por Él como Buen Pastor, siguiendo sus enseñanzas y su ejemplo.

Sabemos que no siempre son bien aceptados quienes en su nombre ejercen también el oficio de pastores, porque tampoco están libres de pecados y defectos, pero en la medida en que sean fieles al mensaje de quien los ha enviado deberían ser tenidos más en cuenta. La crisis de vocaciones sacerdotales y religiosas no es una buena noticia para esta sociedad descarriada, como ovejas sin pastor.
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