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Pasar la página

31/12/2014
 Actualizado a 19/09/2019
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Va siendo tiempo de cerrar los balances del año saliente. Unos cuentan dinero; otros, los días de los meses, cuyo final parece no llegar nunca; los pequeños comercios el tiempo que podrán subsistir al empobrecimiento de los ciudadanos honrados.

Hay quienes cuentan los días que restan para salir de la cárcel y otros lo que les queda para entrar.

Incluso en esta ciudad donde, por pasar nunca pasa nada, hemos sido capaces de asomar la cabeza a la actualidad, hasta niveles de Cataluña, Madrid o Levante, con los Puyoles, Fabra, Camps, el Bigotes, la Pantoja.

Y hasta codearnos con Urdanga y la princesa que no quiere dejar de serlo porque la familia está para eso, para ayudarse.

Mención aparte para la imprevista e imprevisible muerte de Isabel Carrasco que, por estas circunstancias dejó ciertos asuntos pendientes.
Aquella fórmula suya de «le voy a mandar una inspección» con que cerraba cualquier controversia, dejó de funcionar y los guardias civiles tomaron los despachos para buscar papeles comprometedores.

En este sentido quedan pendientes varios juicios que en su día darán que hablar, pasarán a la crónica negra de esta vetusta ciudad y dejarán de ser noticia.

Más aún. El cambio de año y la saturación de noticias pasadas, serán un bálsamo para los delincuentes, como el advenimiento de nuevos corruptos que eclipsarán a los de hoy.

En los próximos meses se hablará de las elecciones. De la solvencia del Ayuntamiento (grandes tasas, inmovilismo). La conclusión de grandes proyectos.

Estación de Feve; llegada del Ave y variante de Pajares; autovía Valladolid; palacio de congresos y de la reconstrucción de la chacinería Araú, que como no se sabe para qué puede servir, será un centro más de interpretación.

Se pasará la página. Las caras de los corruptos se difuminarán, sus nombres sonarán lejanos y vivirán una cómoda y discreta existencia, recordando a sus nietos, al pie de la chimenea, aquel maravilloso 2014.
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