04/04/2021
 Actualizado a 04/04/2021
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Con este título no hago alusión a la locución muy socorrida del mundillo futbolístico, que tiene su origen, al parecer, en Diego Pablo ‘Cholo’ Simeone, entrenador del Atlético de Madrid, al dar importancia primordial en la competición deportiva a lo más inmediato, dejando de lado lo que venga después.

No. Me refiero al repertorio del mundillo político español, cuando los políticos transmigran de un partido a otro. En la mudanza hay ya una palabra registrada para quien lo practica: ‘tránsfuga’, esto es, al representante de un partido que, converso, traidor y saltimbanqui pasa a formar parte de otra formación política.

El fenómeno del transfuguismo es una opción bastante habitual en los países democráticos. España, por tanto, no es una excepción. Un transfuguismo de gran resonancia fue el que ocurrió en Madrid en 2003, conocido como ‘tamayazo’. Los diputados autonómicos de la Comunidad de Madrid Eduardo Tamayo y María Teresa Saez, militantes del Partido Socialista (PSOE), impidieron el acceso al poder del socialista Rafael Simancas, provocando la disolución anticipada de la Asamblea de Madrid, que abrió el paso a Esperanza Aguirre, representante del Partido Popular (PP).

El último episodio de transfuguismo impactante en España ha caído otra vez sobre Madrid y lo ha protagonizado Toni Cantó. Este actor y político valenciano ha tomado parte en sus últimos años en la política activa, transitando paulatinamente en su carrera política de un partido a otro. Su trayectoria comenzó en Ciudadanos (Cs) en 2006. Luego, en las elecciones municipales de Torrelodones de 2007, donde residía, decidió centrarse en la política municipal. De 2008 a 2015 pasó a formar parte del partido Unión Progreso y Democracia (UPyD). Una vez que este partido se fue a pique, Toni Cantó decidió formar parte de Cs, donde ha militado hasta marzo de 2021. Dimitido de todos sus cargos en Cs, incluso insinuando su renuncia a la política, ha dado la gran sorpresa al decidir presentarse a las elecciones por la Asamblea de Madrid del 4 de mayo próximo como independiente en el quinto puesto de la lista electoral del PP. Sin entrar en su vida privada ni profesional, no me cabe ninguna duda que Toni Cantó es un gran actor que sabe interpretar adaptándose muy bien a distintos papeles.

La muda de partido a partido puede estar justificada en favor del tránsfuga debido a un cambio en la política de su partido, equivocado planteamiento, giro ideológico, desacuerdo con la dirección, etc. Pero también se explica cuando la salida del partido es por ver que el barco se hunde sin remisión, como le está ocurriendo a Cs. Luego, o te vas a tierra de nadie, o embarcas en otro a barco si quieres seguir navegando. Lo chocante es que el cambio de chaqueta de Toni Cantó ha sido hacia un partido, como el PP, al que calificó en su día de «máquina de corrupción» cuando militaba fuera de él. Ahora aparece inscrito con el número quinto en la lista comandada por Isabel Díaz Ayuso. Un número que, según todos los pronósticos, le asegura el puesto como diputado. Con otro número que no fuese de privilegio, yo no creo, ni aunque me torturen, que Toni Cantó lo hubiera aceptado. Ha acontecido en España que en vísperas de elecciones hay políticos que amenazan exigiendo: «Si no estoy con tal número en la lista, me voy del partido».

Si los actuales políticos españoles ya estaban bastante desacreditados, con el transfuguismo de Toni Cantó mucho me temo que su caso supone un punto más a la ya muy acentuada y justificada desconfianza en ellos.
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